El artista salmantino Alfonso Cuñado regresa nuevamente a la ciudad. En esta ocasión presenta sus últimas creaciones en una exposición individual en la galería de arte Espacio 36-Ángel Almeida.

- La exposición que encara estos días su recta final supone una vuelta de tuerca a su hacer artístico.

-Uno evoluciona sin darse cuenta, día a día y cuando hace tiempo que no se ve la obra de uno se percibe el cambio. Soy consciente de que he cambiado la temática. He incluido más la figura para quedar un poco relegado el bodegón. No lo he olvidado, pero en proporción tiene más presencias los cuadros urbanos y la figura humana.

-¿Por qué ha introducido con tanta fuerza la figura, ya sea como desnudos ya sea como temas musicales?

-La verdad es que no lo sé (risas). Yo soy un gran melómano y creo que tanto la música como la danza son otras formas de arte muy hermanadas que tienen puntos en común a la hora de expresar emociones. Desde mi punto de vista, primero es la emoción y luego la parte intelectual. Eso es lo que yo siempre cuando pinto y creo que quiero transmitir cuando se observa mi obra. La temática de la música la abordo porque siento intensamente música. Empecé por ahí añadiendo gente tocando instrumentos musicales. Luego he ido fijando mi atención en el desnudo, pero siempre mi forma de expresión deseo que se mantenga. Me da igual que sea un cuerpo sin ropa que una joven tocando el chelo o un paisaje... en cada obra está la emoción que sentí al pintarlo y que quiero transmitir cuando se contempla.

-¿Con qué temática de las reunidas se encuentra usted más cómodo?

-Cambio de motivos cuando llevo un tiempo pintándolo. En la modificación siempre hay algo de choque para enfrentarte al nuevo tema. No obstante, me gusta variar la temática. Hay pintores que se pasan toda la vida pintado paisaje urbano por ejemplo, mientras que a mí me agrada cambiar de tema porque me da nueva motivación.

-La danza protagoniza varios cuadros dulces de bailarinas.

-Tal vez sea porque es lo que yo observo cuando veo danza. Al ver a las bailarinas percibo dulzura y eso lo reflejo en mis obras.

-Habla de evolución temática, pero su estilo es inconfundible. En sus cuadros combinan pinceladas a modo de collages.

-Esa técnica me permite generar un efecto óptico y una manera de improvisar. No me gusta que mi obra sea un reflejo realista de la realidad. Al improvisar surge la parte emotiva, los colores toman más importancia y la propia figura. Me permite, en definitiva, expresarme con mayor libertad sin ceñirme tanto a la realidad y por eso se generan planos que no estaban previsto inicialmente. Yo empleo óleo básicamente y el acrílico lo utilizo en las capas inferiores para añadir textura y en la imprimación del cuadro.

-¿Cómo genera cada cuadro?

-Utilizo mucho la fotografía, pero pinto a partir de lo que me sugiere a mí la obra. Para un solo cuadro puedo utilizar seis o siete fotografías, pero existe un trabajo intelectual donde en cada cuadro tengo que plasmar lo que tengo en mi mente. No es ni una copia de fotografía ni una copia de la realidad.

-Y ¿qué le gusta que sean sus cuadros?

-Más que ser o no ser una cosa, quiero que transmitan la misma emoción que yo he sentido al pintarlos. Cuando uno está delante de una obra existe una comunicación entre la obra y el pintor, es un diálogo intelectual interno donde existen grandes emociones y eso quiero que se transmita.

-Un diálogo que no siempre es tan fluido.

-No. A veces tienes que luchar más con una obra; a veces entras en el estudio con pocas ganas y sin embargo las cosas salen con mucha facilidad y otras veces tienes que dejarlo porque no es una pintura de sentarte y pintar de una manera artesana hasta conseguir una copia de la realidad. En mi caso es una cuestión de improvisación que no todos los ratos se produce. Tras cada cuadro existe un gran trabajo intelectual.

-Tras Zamora...

-Ahora estoy trabajando con intensidad para la muestra de arte de Taipéi a donde acudo desde hace varios años. El mercado del arte todavía está ralentizado en España y, por lo que me han dicho colegas pintores, tampoco está la cosa muy boyante en Europa. Yo tengo la suerte de acudir a esta feria donde asisten profesionales de más de 40 países y donde se aprecia un gran interés por el arte.