La instalación del sistema de seguridad "ERTMS" nivel 2 en el tramo Olmedo-Zamora de la línea de alta velocidad ferroviaria no entrará en servicio en los plazos previstos, establecidos para principios del año que viene. Al contrario, todo hace indicar que la puesta en marcha de esta instalación, que requiere de la autorización de la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria, se retrasará hasta mediados del año que viene, sin que ADIF de momento se atreva a dar fechas más concretas.

El sistema de seguridad, que ya está instalado en unos mil kilómetros de líneas de ferrocarril en España según los datos que maneja ADIF, permite monitorizar en todo momento la marcha de los trenes que discurren por los trayectos en los que está instalado. "El bloqueo de trenes se realiza desde un Centro de Bloqueo por radio (RBC, siglas de Radio Block Center), que recibe la información, por una parte de los enclavamientos, mientras que por otra transmite la información a los trenes a través del sistema GSM-R", explican desde el administrador ferroviario.

El tramo entre Olmedo y Zamora, de casi cien kilómetros de extensión, permite que los trenes "vuelen" cuando el operativo de seguridad más moderno esté plenamente vigente. La zona, que actualmente se encuentra limitada a una velocidad máxima de 200 kilómetros por hora para los trenes que discurren entre la capital del Duero y Madrid, afronta con la instalación del ERTMS una nueva limitación de 250 kilómetros por hora. Llevado a tiempo de viaje, el trayecto entre Zamora y Madrid se acortará en cinco minutos más con los trenes actuales. Cuando la línea Madrid-Galicia esté por fin terminada y entren en funcionamiento los nuevos convoyes, capacitados para circular a unos 300 kilómetros por hora con el sistema ERTMS instalado, el ahorro puede rozar los diez minutos si se compara el tiempo estimado para el futuro con el viaje actual a la capital de España.

Problemas en las pruebas

Según los diarios gallegos, la explicación a los retrasos hay que buscarla en las dificultades de ADIF para realizar las pruebas necesarias en una vía que en estos momentos está en servicio. Las pruebas se deben realizar en periodos de tiempo en los que no haya circulaciones comerciales por la vía, lo que reduce el tiempo de trabajo a unas pocas horas en horario nocturno, algo que incrementa los plazos para poner en marcha las mejoras.

El ahorro definitivo de tiempo que se conseguirá con el AVE llegará en 2020, cuando esté todo el trazado en servicio (excepto el tramo que seguirá siendo provisional entre Taboadela y Orense) y se cambien los trenes actuales, que son de la serie 730 por otros denominados Avril, los primeros de rodadura desplazable (capaces por tanto de circular por vía de ancho ibérico e internacional) que pueden conseguir una velocidad de servicio comercial de 300 kilómetros por hora. Avril significa "Alta Velocidad Rueda Independiente Ligero" y es una nueva familia de trenes Talgo de última generación que tiene ya homologado el modelo G3 y en desarrollo el G4.

Las previsiones del Ministerio de Fomento están condicionadas a que las pruebas de seguridad necesarias para la puesta en servicio de los tramos resulten como está previsto y se pueda circular a las velocidades previstas.