"La Policía Nacional luchando contra la violencia de género" fue el título de la charla que ofreció el jefe superior de la Policía en Castilla y León, Jorge Zurita, experto en este tipo de violencia, quien abogó por la denuncia como primer paso inexcusable para que los agentes puedan realizar su trabajo de protección a las víctimas.

-¿En qué situación se encuentra Castilla y León en cuanto a violencia de género?

-La situación es muy similar a la del resto de España, no hay diferencias significativas, en el resto de las regiones policiales es muy parecido.

-¿Se trata de un problema en el que la Policía Nacional se ha involucrado más en los últimos años, al tener una mayor visibilidad?

-Ha sido una figura delictiva contra la que siempre se ha luchado, pero quizá se ha hecho un poco más de incidencia desde que en el año 2004 se publicó la ley integral de lucha contra la violencia de género. Fue el paso para que todas las instituciones empezaran a trabajar en la misma dirección.

-¿Es positiva esa visibilidad que se le otorga en la actualidad?

-Este delito antes quedaba en la intimidad familiar y aunque se conocía, nadie decía nada. La visibilización ha dado lugar a que nosotros conozcamos más sobre esta lacra. Estimamos que, aproximadamente, ahora mismo, a pesar de incrementarse muchísimo el número de denuncias, solamente se visibiliza un 20% de la realidad. No se sabe con exactitud, al ser una cifra oscura. Pero, desde luego, es imprescindible y muy necesario que las mujeres maltratadas denuncien, porque si no lo hacen, no tendremos conocimiento de ello y no podremos intervenir.

-¿Cuál es la labor de la Policía Nacional?

-Disponemos de unos servicios policiales denominados UFAM (Unidades de Familia y Mujer), dedicadas expresamente a investigar estos casos. Cuando se presenta la denuncia, UFAM Investigación es la primera que interviene, sobre todo para la recepción de la denuncia. Después es el turno de UFAM Protección, encargada de analizar las valoraciones del riesgo y de dar el seguimiento y protección que necesiten esas víctimas.

-Desde ese departamento, ¿qué consejos se les da a las víctimas?

-Depende de cada situación y del policía que intervenga, pero dentro de los protocolos que tenemos lo que sí le pedimos es que nos ayude en su autoprotección, es decir, que en el momento que sienta cualquier riesgo o peligro llame inmediatamente al policía asignado y él se encargará de movilizar los recursos necesarios. Por ejemplo, si hay una orden de alejamiento y el agresor está dentro de la zona de exclusión, hay que avisar lo antes posible para que podamos reaccionar contra ello.

-¿Cuáles son los principales frenos para que no se interponga una denuncia?

-Existen muchos. Ese 20% que denuncia son mujeres valientes, auténticas heroínas, porque se trata de romper con todo, con las relaciones afectivas anteriores. Incluso poner en peligro a los hijos y su bienestar. Conlleva una separación y una falta de recursos económicos, que hacen que la mujer se lo piense mucho antes de denunciar. Tenemos seguimiento de casos que han tardado entre seis y ocho años de maltrato para dar el paso. No es fácil acercarse a una comisaría o a un cuartel de la Guardia Civil y decir eso de que el padre de mis hijos me maltrata. Hay otros factores, pero la mujer debe empoderarse y coger valor para afrontar todo el proceso.

-Porque la denuncia es solo el primer paso.

-Luego viene el procedimiento judicial y además tiene que estar perfectamente coordinado con el resto de instituciones sanitarias, asistenciales y sociales, que le permitan que sus hijos estén protegidos y tengan el bienestar y la misma calidad de vida antes de iniciar el procedimiento policial y judicial que conlleva.

-¿Y cómo debe actuar un espectador de un maltrato?

-Un consejo muy claro es que denuncien y lo comuniquen a la policía. Cuando se oigan esas discusiones deben llamar al 091 o al 112, que no se callen. El silencio hace mucho daño a las víctimas.

-¿Qué ha supuesto el programa VioGen en todo este proceso?

-El sistema VioGen lleva once años en marcha. Empezó en la Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior y es quien lo coordina actualmente. Fue motivado por la ley integral de 2004, donde se establecía que se hiciese seguimiento y protección de las víctimas de violencia de género, además de valoraciones del riesgo. En este programa, todos los intervinientes de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, como Policía Nacional, Guardia Civil, Policía Municipal y cuerpos autonómicos, pueden hacer las valoraciones del riesgo y utilizarlas para todos los sitios de España con los mismos criterios, independientemente de donde esté la víctima. En este tiempo se han ido perfeccionando los formularios con equipos universitarios y es lo que ha permitido que se haga una predicción buena del riesgo y unas medidas de protección adecuadas a cada caso. El riesgo que tiene la víctima no está fijado, sino que va evolucionando. Por eso tenemos unas valoraciones iniciales y otras evolutivas del riesgo. En este tiempo se han hecho más de tres millones de valoraciones del riesgo.

-¿Es un sistema en continuo desarrollo?

-Ha ido evolucionando con un proceso científico, conforme íbamos retroalimentando el sistema. Los equipos universitarios, junto a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, lo han ido perfeccionando. Recientemente, la Secretaria de Estado de Seguridad ha anunciado que se está trabajando en una nueva versión de los formularios de valoración del riesgo, es decir, que constantemente se intentan ir actualizando, atendiendo también a la evolución de la sociedad.

-Como experto en violencia de género, ¿considera que existe un perfil del agresor?

-Ya me gustaría que hubiera un perfil, porque sería mucho más fácil de localizarlos. No lo determinada ni la clase social ni la situación económica ni el nivel cultural, puede ocurrir en cualquier nivel y ámbito. No porque tenga estudios y sea de familia acomodada no existe el maltrato.

-¿Y son más propensos aquellos que han vivido con maltratadores?

-Algunos estudios coinciden en ello. Puedo decir que si un padre es cazador, el hijo suele salir cazador, igual que si es hincha del Sevilla o del Madrid. Pero, de todas maneras, no hay un estudio científico claro que corrobore esas potencialidades. Habrá gente que maltrate, pero también otros que lo rechacen totalmente tras haberlo vivido. No es una ciencia exacta en absoluto.