A las once y media de la mañana el capellán del cementerio, Emilio Santiago, oficiaba la misa en la capilla del campo santo, abarrotada de fieles, en la festividad de Todos los Santos. Y a partir de esa hora fue cuando se fue incrementando la afluencia de zamoranos al cementerio, que se cuentan por miles para visitar las tumbas de sus seres queridos.

Los automóviles aparcan en las calles de las inmediaciones y en los arcenes de las carreteras de Salamanca y Bermillo, ya que al aparcamiento del campo santo sólo pueden acceder las personas con movilidad reducida o necesidades especiales, como el coche fúnebre que traía a un fallecido que era enterrado esta misma mañana. Los autobuses urbanos funcionan de continuo hasta la hora de cierre de las instalaciones, al anochecer.

Los vendedores de flores cambiaron de nuevo de ubicación y se sitúan en la parte de tierra que sigue al aparcamiento, a la altura de la entrada secundaria de acceso al recinto. Claveles, rosas, crisantemos y margaritas son las flores preferidas por los zamoranos, que optan por los centros y menor medida por los ramos para adornar las tumbas. Los operarios municipales hacen guardia a la entrada para ayudar a las personas que lo necesiten a localizar las tumbas. En un ordenador se puede localizar la situación exacta introduciendo el nombre del fallecido, pero los empleados del cementerio están disponibles para acompañar a los familiares hasta la tumba.

Los cultos previstos para hoy consisten en la misa de las 17.00 horas. Mañana, festividad de los Fieles Difuntos, hay misa a las 11.30 y 17.00 horas y a las 20.15 horas procesión organizada por la Cofradía de Ánimas de San Atilano en la que participará también la Hermandad de Jesús de Luz y Vida, con su coro.