No es ciencia ficción, el delincuente acecha ya desde la red, una ventana al mundo de la que hay que protegerse con el sentido común que se usa en la vida física, explica Elvira Tejada de la Fuente, fiscal jefe del área de Criminalidad Informática que estuvo en Zamora, en un curso organizado por la UNED.

-¿La delincuencia se ha desplazado a la Red en su práctica totalidad?

-Sí, poquitos delitos quedan totalmente al margen. Los de pornografía están prácticamente todos, más del 90% de los que vemos se cometen a través de la red, donde es más fácil producirla y difundirla. Estafas, discursos de odio, delitos contra la propiedad intelectual, descargas de películas, libros, descodificadores ilegales que te permiten conectarte sin abonar cuotas a los canales legales?, es el pan nuestro de cada día.

-¿El uso de la Red para delinquir ha aumentado el número de delitos?

-Se cometen más fácilmente, desde tu casa tranquilamente, y, posiblemente, incremente el número de delitos, pero no tengo datos porque ¿cuántos se denuncian? Los de estafas son los que más numerosos, el 60% del total que se comente en la red, pero daños y ataques, pornografía infantil no se denuncian, estos se investigan de oficio, los que detecta la policía en el ciberpatrullaje.

-¿Acabaremos con más policías en la red que en la calle?

-Hay muchos, y tiene que haber más. El problema es que ha crecido en época de muchísima crisis económica, se nos va dotando de medios, pero tenemos muchas necesidades, tanto la policía como la Fiscalía y los laboratorios, donde se hace el volcado de contenidos de los dispositivos, supersaturados, no hay medios y tenemos retrasos importantes en la emisión de informes. Raro es el delito que no conlleva el análisis de uno, dos o tres dispositivos para obtener pruebas.

-¿Existe un vacío legal para combatir todos esos delitos?

-Cierto vacío, porque la evolución de la tecnología es muy rápida, surgen constantemente nuevas formas de delinquir en la Red con nuevas herramientas que obligan al legislador a definir continuamente esos nuevos tipos de delitos y nuevas herramientas de investigación, y adaptar las que ya hay porque el delincuente ya no está físicamente en la calle, sino en las redes. Es un desafío diario.

-Se critica la definición muy abierta de algunos delitos, difíciles de acotar para el juez, ¿puede favorecer la impunidad?

-Tiene cierta razón, pero no podemos establecer una tipificación muy cerrada, hay que tener visión de futuro, pensar en esa evolución rápida, en nuevas formas de difusión ahora impensables. Es complicado y entiendo la queja, pero el Código Penal no se pude modificar cada poco.

-La impresión de los ciudadanos de que la red es un mundo desbocado, donde no se puede estar a salvo, ¿es real?

-No quiero ser alarmista, pero la gente tiene que ser consciente de que salir a la Red es salir al mundo mundial sin limitaciones, hay que tener cuidado con la información que se vuelca, con lo que se dice y en qué foros, la difusión es total y aunque creamos que estamos comunicándonos con tres personas quizás no es así. Si en la puerta de tu casa no colocas un letrero que diga "estoy de vacaciones, no vuelvo hasta el día 15", tampoco hay que colgarlo en Facebook, lo estamos anunciando al mundo entero.

-¿Cómo garantizar que tus datos no llegarán a manos peligrosas?

-Con medidas de seguridad, como en la vida física, en la que no te montas en un coche con un desconocido. La gente es muy insensata. No es que la red sea la selva, pero hay que ser muy prudente. El 70% de las estafas que se juzgan se comenten a través de la red, por tanto, cuidadito con volcar información personal, identidad, fotografías, números de cuentas corrientes, operaciones económicas, el banco adopta muchísimas medidas de seguridad, nos manda un correo con una clave para las transferencias, no es normal que te pida claves y contraseñas.

-¿Ahí está el ciberataque?

-Exacto. Cuidado con las aplicaciones que nos bajamos o las páginas en las que entramos, parece que todo es gratis, pero nadie da duros a pesetas. Hay un ejemplo muy curioso: un chico regala a su novia una aplicación para el teléfono que aparentemente es un juego para explotar globitos pero, en realidad, le daba un control absoluto del móvil: del WhatsApp, de la cámara de fotos, podía activar a distancia la grabadora para escuchar sus conversaciones. No es ciencia ficción, se le condenó por un delito contra la intimidad.

-¿Prohibidísimo dejar un móvil a menores de edad?

-Es cosa de cada padre, problema de los educadores. Solo digo que mucho cuidado, también con los Ipad. Los tienen que usar, se están incorporando a la enseñanza, para buscar información en la red, eso es aprendizaje, pero hay que enseñarles medidas de seguridad, a cuidar de sí mismos.

-¿Se puede clonar el móvil de un hijo para controlarle?

-Es un delito contra la intimidad del menor, si solo se hace para controlar. El Tribunal Supremo prima el deber de protección a los hijos si se hace porque hay razones serias para pensar que puede estar afectado por una situación de acoso o ser víctima de un delito.

-¿Las redes han contribuido a aumentar el acoso a menores?

-Hay muchísimos casos, desde el acoso que machaca al niño porque cae mal o no gusta hasta el que tiene fines de carácter sexual, cometido por auténticos depredadores sexuales. Los niños son muy vulnerables, no tienen nuestra madurez, capacidad de reflexión, experiencia y pican con facilidad. Hay que hacer un seguimiento de los hijos, como toda la vida: siempre se ha cuidado de con quién salían, a dónde iban, lo mismo en la red, donde se relacionan con otros.

-¿Y el sexting?

-Está haciendo mucho daño, consiste en la difusión sin consentimiento de imágenes íntimas en general, no solo de contenido sexual, aunque suelen serlo, obtenidas con permiso del otro. Incluye, por ejemplo, la difusión de imágenes de una persona que realiza actos desagradables cuando se ha enborrachado.

-¿La Red es una herramienta para el maltrato?

-La mujer, en general, y la víctima de violencia de género, en particular, son especialmente vulnerables a esos ataques en la Red: amenazas, coacciones, persecución, insultos, malos tratos, el acoso, el hostigamiento, los WhatsApp, incluso, llegan a colocar su identidad en páginas de contactos sexuales.

-¿Es psicológicamente más pernicioso para la víctima?

-Daña muchísimo más, produce una lesión mayor porque tiene tres agravantes: es mucho más fácil, no tienes que desplazarte, el agresor puede estar en su casa lanzando mensajes; es permanente, el acoso físico se produce en momentos puntuales, el que se hace en Red es a todas horas con mensajes y llamadas continuas; y si te insultan, tiene una repercusión muchísimo mayor por la gran difusión.

-¿La protección a la víctima es más difícil?

-La retirada de contenidos es lo primero que te planteas para evitar la difusión masiva, pero es muy difícil. Preocupa, la UE está reuniéndose con Google, Microsoft, Facebook para pactar, cuando una autoridad pública lo demanda, retiradas de contenidos de odio, injuriosos para las mujeres, de páginas de descarga irregular de obras, de contenidos en materia de terrorismo, de pornografía infantil.

-El fácil acceso a la pornografía de adultos por parte de menores se dice que está generando conductas agresivas, ¿se baraja su restricción?

-Es difícil, entra dentro de la libertad de los adultos a consumirlos, el problema es cómo limitar el acceso de los niños. Trabajamos en la retirada de pornografía infantil y de personas con discapacidad, y la colaboración a nivel mundial es importante, son temas muy sensibles, igual que el terrorismo. Los delitos de odio, el derecho a la intimidad, al honor y a la propia imagen son más difíciles porque, en ocasiones, el límite con la libertad de expresión es discutible, tiene parámetros diferentes según el país.