Luis Calabozo es presidente de Fenil, la Federación Nacional de Industrias Lácteas, institución que "trabaja por el sector industrial lácteo español con el fin de garantizar su evolución, optimización y continuidad, contribuyendo a la sostenibilidad de toda la cadena". Calabozo estuvo presente el pasado jueves en Zamora dentro del marco de la feria del ovino Ovinnova, donde hubo una reunión del colectivo del que es director general y donde acudió a la presentación de la Escuela Nacional de Industrias Lácteas.

-Uno de los principales motivos de su visita es la presentación de la Escuela. ¿Qué impresión le da?

-En la industria pensamos que hay déficit de formación. Existen distintos centros en los que se pueden cursar determinados estudios relacionados con las industrias lácteas, pero se echa de menos un lugar donde todo esté concentrado. La industria colaborará en el éxito de la escuela, en que tenga estudiantes y cada vez más funciones. El proyecto nos gusta porque permite la posibilidad de que la formación no conlleve realizar ciclos enteros fuera de la industria. En otras palabras, el trabajador puede compaginar su trabajo con la formación, lo que es una gran ventaja para una industria que tenía que prescindir de esos estudios o bien mandar a sus trabajadores al extranjero durante una temporada, perdiendo su aportación a la cadena de producción.

-¿Qué tipo de formación demanda la industria?

-Toda la que ahora se plantea es necesaria, pero quizás la formación de maestro quesero esté entre las más necesarias. Es importante generar una bolsa de trabajadores formados y que quieran trabajar en la industria. Es un trabajo costoso, pero estamos convencidos de que dará resultados y de que ayudará a dinamizar el sector y a convertir Zamora en una referencia.

-¿Perspectivas?

-Buenas porque las necesidades están ahí. Falta configurar la oferta para que sea práctica, que es lo que demanda la industria, y para que se fije no tanto en la obtención del título -que también- sino en las necesidades reales del sector. Es necesaria una apuesta por la formación dual y que en este centro, que puede ser una referencia, se impartan clases magistrales de personas de reconocido prestigio en la industria.

-Cambiemos de tercio. ¿En qué tesitura se encuentra actualmente el sector de la industria láctea?

-Hay que hablar de cifras para conocer la realidad. La mayor parte de la leche que se produce en España es de vaca y ahora se produce más que nunca, una realidad que va más allá de las coyunturas y que arrastramos desde la incorporación de España a la Unión Europea. Desde 2010 la producción de leche de vaca en España ha aumentado cerca de un veinte por ciento y lo hace de manera estructural. Además, hay que añadir un millón de toneladas más de leche de oveja y cabra, pues somos los primeros productores de Europa en leche de oveja y los segundos en leche de cabra.

-¿Qué ha hecho la industria con ese repunte de la producción de leche?

-Primero se ha logrado sustituir la leche que antes importábamos de terceros países, que era alrededor de medio millón de toneladas. Hoy en día las exportaciones que antes venían de Francia o Alemania se han reducido al mínimo. Hemos mejorado la balanza comercial, aumentando las exportaciones, sobre todo en lo que se refiere a queso. Las ventas de queso fuera de España han crecido un 160% desde 2010 y también lo hacen de manera estructural. Esto quiere decir que el mercado exterior se ha convertido en el más importante en lo que se refiere a la expansión del sector lácteo. Los esfuerzos para el futuro pasan por consolidar las exportaciones y aumentar el consumo de productos lácteos dentro de nuestro país.

-Después iremos al consumo interno, pero antes le tengo que preguntar por la preocupación existente en el sector sobre el posible nuevo arancel que impondrá Estados Unidos.

-Afectaría principalmente a nuestra comunidad autónoma, que ha convertido a Estados Unidos en uno de los principales destinos de sus exportaciones de queso de pasta dura y queso de oveja. Nos han comunicado que este tipo de quesos puros, que antes se exportaban con un arancel del cero por ciento, podrían empezar a sufrir uno del 9,6%. Como industria debemos dedicar todos nuestros recursos a demostrar que no es justo, no es necesario y que además no es conveniente para el consumidor de Estados Unidos. Sería además muy discriminatorio porque los quesos de Italia, que es el principal competidor, no tendrían arancel. Es un punto crítico, porque afecta a inversiones que ya están en marcha.

-¿En qué podría traducirse esta medida?

-En valor económico, las exportaciones de queso suponen más de treinta millones de euros, una cifra muy importante para un sector que está creciendo.

-¿Treinta millones que están en riesgo?

-Parte, sí. Pero la aprobación del arancel provocaría un aumento artificial del precio del queso, lo que resta competitividad al producto español. Esto puede suponer un parón en un sector al alza y, posiblemente, para que el producto siga siendo competitivo sería el propio sector el que tendría que asumir el incremento, al menos una parte.

-Además de en Estados Unidos, ¿dónde están creciendo con fuerza las ventas de queso en el extranjero?

-El caso de mayor éxito podría ser el de Francia. En Italia se mantiene estable, crece también Portugal y en Alemania y se mantiene en Italia, donde el mercado interior es muy fuerte.

-Mientras, el consumo en España está estancado o en retroceso.

-Llevamos años invirtiendo mucho tiempo y dinero en investigar las causas de la caída del consumo lácteo. Hemos concluido que el problema no es de penetración en los hogares, porque prácticamente el cien por cien consume lácteos. El problema es la frecuencia de la compra y la cantidad que se compra, y se en dos grupos de hogares fundamentalmente: los que tienen hijos de entre 7 y 17 años y los que tienen hijos emancipados. Además descubrimos que esta reducción no es puntual, si no que es general -el que deja de consumir leche tampoco compra queso, por ejemplo-. Desde el punto de vista nuestro impulsamos una campaña general centrada en los beneficios del consumo de lácteos en general, no de ningún producto en particular.

-¿Pueden estar detrás los mitos sobre el consumo de lácteos?

-Creemos que no. La conclusión es que la leche ha perdido esencialidad. Ahora preguntamos por los alimentos que se consideran fundamentales y la gente nos dice verduras y fruta. Si hubiéramos preguntado hace 20 años, la leche y el queso estarían en la misma posición, pero ahora no lo están. No hemos invertido en campañas de imagen porque creíamos que esa parte estaba cubierta pero hemos visto que no es así.

-No dan mucha importancia a las corrientes "antileche".

-No. La población tiene en general una buena imagen de los lácteos. Hay grupos animalistas, veganos... que no consumen, pero es un porcentaje muy pequeño de la población aunque hagan mucho ruido. La gente compra menos por otras razones. Tenemos que hacer autocrítica y volver a poner sobre la mesa los beneficios del consumo de productos lácteos.

-Hablemos de la problemática de los ganaderos empezando por la leche de vaca. Ya van tres años sin la cuota láctea. ¿Cómo ha cambiado el sector?

-En este periodo España ha pasado de producir seis millones de toneladas de litros de leche a 7,2. Es un sector que ha crecido casi un veinte por ciento en nivel de producción. Si se suma la producción de leche de oveja y cabra estamos cada vez más cerca de los nueve millones de toneladas que necesita España para autoabastecerse.

-Sin embargo hay que reconocer que este aumento de la producción se ha hecho con un descenso de las explotaciones ganaderas. De hecho, en Castilla y León se han perdido más del veinte por ciento en la última década.

-Cierto, pero también hay que decir que ahora las explotaciones ganan más. De un ingreso medio de 125.000 euros por explotación se ha pasado a uno de 160.000 en solo dos años, según los datos que manejamos.

-Menos explotaciones que producen más, en definitiva.

-Básicamente es eso. Es un fenómeno extendido por toda la Unión Europea. Desde el año 2010 la producción ha aumentado prácticamente un diez por ciento y la caída de explotaciones, a nivel continental, es del 43%. El sector primario está experimentando un proceso de reestructuración, con explotaciones mejor dimensionadas y gestionadas como modelos de negocio, aunque sean pequeños negocios familiares. La producción es más moderna.

-Con el precio de la leche, sobre todo el de oveja, por los suelos y con los suministros necesarios cada vez más caros... No queda mucha más salida que aumentar la producción, y algunos no pueden hacerlo.

-No hay que crecer al infinito, sino encontrar el tamaño idóneo para cada uno en función de la tierra, la zona, el tamaño de la granja... Cuando la producción estaba limitada a la propiedad de una cuota era más sencillo, pero ahora los productores de leche de vaca tienen que encontrar su posición en el mercado, algo que los que producen con ovejas o cabras ya hicieron porque siempre han estado expuestos a la ley de la oferta y la demanda.

-¿Cuáles son las principales amenazas para el sector lácteo, tanto en lo que respecta a Zamora como al resto de España?

-Miramos a los quesos de bajo precio que llegan del norte de Europa, que juegan con el nivel de renta de los consumidores y que se están haciendo con una buena cuota de mercado. La presión es importante para el sector lácteo, sobre todo para los quesos de valor añadido, principalmente de oveja, como los que se pueden producir dentro de la DO Queso Zamorano. Tenemos que trabajar en posicionar el producto que se hace en España ante la amenaza de un mercado emergente que puede tener consecuencias negativas para los productores y para la industria. El principal objetivo debe ser posicionar de nuevo los quesos españoles y los productos lácteos en general.