Haber descrito la realidad diaria como corresponsal de TVE no ha impedido a Agustín Remesal (Zamora, 1947) pararse a observar con detenimiento la vida y la obra de Baltasar Lobo. Con menos de un minuto de imágenes disponibles de Baltasar Lobo, Remesal tuvo que aplicar ingentes dosis de imaginación respaldada por documentación para recrear el taller del escultor y narrar su vida y su obra. El documental se estrenó ayer fuera de concurso en la Seminci.

-¿Por qué un documental de Baltasar Lobo?

-Yo tenía la idea de hacer de hacer algo sobre él desde que lo conocí y fracasé en el intento en febrero de 1990, cuando era corresponsal de Televisión Española. Me pareció un artista muy singular, con una trayectoria vital verdaderamente notable y con una forma muy particular de ver el arte y la vida. Por eso creí que era un personaje idóneo para hacer un documental así, recurriendo a sus orígenes, contando de dónde viene y cuál fue el camino que proyectó desde casi niño para llegar a ser artista y a crear.

-¿Cuántos contactos personales llegó a tener con Baltasar Lobo?

-Solamente tres y fueron casi iguales. Un día, en París vi en una galería el anuncio de Lobo, a quien no había podido localizar porque llevaba una vida completamente recoleta allí. Era imposible localizarle en los círculos españoles. A través de esa galería logré su teléfono, fui a su taller en plan absolutamente zamorano. La segunda vez le insinué de hacer algo para televisión y dijo que no y la tercera, le ataqué directamente. Ya tenía 80 años pero me dijo que el artista tenía que trabajar, no darse publicidad. No hubo manera y tiré la toalla. Cuando murió, yo ya no estaba en París. Su muerte pasó prácticamente inadvertida para la prensa española. Cuando me puse a trabajar sobre el tema, un cuarto de siglo más, tuve que empezar prácticamente de cero.

-¿Qué Baltasar Lobo debería venirnos a la cabeza? ¿El de las mujeres voluptuosas o el académico de corte helénico?

-Los dos. Pero el segundo es la raíz y el primero, el acontecimiento artístico. Es un artista clásico, sobre todo helénico. Viajó dos veces a Grecia y conocía muy bien toda la obra de los grandes escultores griegos y la prehistoria de la escultura. Fue un artista formado en lo más clásico y profundo del arte, aunque también le influyó todo lo que encontró en París. Sus mujeres y maternidades son fruto de todo un proceso creativo que empieza en su propia raíz clásica. Llegó a desarrollar una forma de arte muy personal y que le ha dado ese lugar que ocupa en la escultura moderna.

-El documental ¿es un hito más en todo ese proceso de desagravio por haberle hecho a Lobo mucho menos caso del que merecía?

-Efectivamente. En los últimos tiempos se ha sacudido el árbol para abrir los ojos a este hombre que, en Suecia, en Suiza, en Alemania, en Francia, por supuesto, es muy conocido, mientras que en España casi se había olvidado. Estamos viviendo ahora mismo la oportunidad de reivindicar a Baltasar Lobo y de colocarlo en el puesto que se merece, que es de primera línea en esa mal llamada, según dicen los expertos, Escuela de París, ya que forma parte de una generación tan productiva para el arte español.

-¿Cómo afrontó la elaboración del documental sin material grabado del escultor?

-Ese fue el mayor reto. Teníamos que hacer un documental de una hora y teníamos 56 segundos de imágenes reales de Baltasar Lobo. Y fue por milagro. Sabía que existían y los encontramos en París, cuando el escultor paseaba a principios de la década de 1980, en la galería de París de la que hablamos delante de las esculturas. Cuando vi las imágenes me emocioné. 56 segundos con una pequeña declaración en francés. Esa fue la mayor dificultad. A partir de ahí, hubo que hacer el documental con un actor. Eso sí, teníamos para arrancar todo el almacén del Museo Provincial a nuestra disposición para hacer una réplica exacta de su taller, tal y como lo tenía unos años antes de morir, bajo la asesoría del arquitecto Paco Somoza. Esa fue la parte fácil. La difícil fue buscarnos la vida para recrear imágenes sin él dentro.

-Zamora ha emprendido una llamativa campaña para recuperar la figura de Lobo, de la mano de la Fundación que lleva su nombre y del Ayuntamiento.

-Y todo se ha hecho, prácticamente, desde hace dos años. Yo no señalo pero ahí está. Es verdad que el Museo de San Esteban se hizo a finales de los noventa como la expresión urgente de algo que había que hacer, meter una serie de obras en algún sitio para enseñarlas cuanto antes. El Ayuntamiento de Zamora se gastó mucho dinero en pagar esa dación. Pagó los derechos de sucesión en París al Gobierno francés para poder traer todo eso gratis et amore para los herederos y eso hay que considerarlo. En 2008-2010, también hubo que ir a toda velocidad en la Casa de los Gigantes. Las obras de Lobo en el Castillo han sido una gran atracción turística y ahora creo que estamos afrontando una nueva época. Vamos a ver si, de una vez por todas, se hace el Centro de Arte Contemporáneo Baltasar Lobo, con todo lo que ello implica para la cultura de la ciudad.

-¿Cuándo se emitirá en Televisión Española?

-Está previsto que se pase por La2 en el programa "Imprescindibles", que tendrá un horario de emisión de máxima audiencia. Es una coproducción costeada en su mayor parte por TVE y también tiene el apoyo del Ayuntamiento y Caja Rural de Zamora, que me consta que está aportando todo lo que puede. Es una entidad muy generosa y hay que destacar su espíritu de colaboración. En cuanto a la elaboración del propio documental, María Bolaños y Paco Somoza -que levantaron acta en parís de todo lo que había en el estudio para traerlo para acá- me han ayudado muchísimo y, por supuesto, el productor Guillermo López Krahe ha sido un verdadero crack. Ahora estamos trabajando en un documental sobre León Felipe con un formato similar.