El polifacético intérprete Rafael Álvarez "El brujo" vuelve a las tablas de Teatro Principal con una obra sobre San Juan de la Cruz. En esta ocasión el actor pone en escena "La luz oscura" tanto mañana sábado (a las 20.30 horas) como el domingo (a las 19.00 horas).

-Su anterior visita fue con un montaje sobre Shakespeare y ahora regresa con una obra sobre San Juan de la Cruz.

-Son dos grandes de la literatura universal. Él primero es muy conocido en todo el mundo, mientras que el segundo no tanto y realmente es más aparentemente conocido. Realmente su obra no es tan conocida, al menos en España. En Alemania, sin embargo, se le estudia profundamente a nivel literario y teológico porque es una de las grandes figuras de la mística occidental y un grandísimo poeta del Siglo de Oro español. Todos los grandes poetas, ya sean agnósticos o creyentes, lo han leído y han bebido de él. Con este espectáculo pongo en valor su obra y su vida, que es novelesca, pero él era muy discreto.

-Y ¿cómo acerca a la figura del religioso?

-El espectáculo es una mezcla de su poesía y de su vida. La incidencia de su vida en la poesía y la incidencia de su obra en su poesía. Ambos vectores van cruzándose en la función con algunos de sus poemas más conocidos como "Cántico Espiritual" o "Llama de amor viva" son música de violín y episodios de su vida, contados a la manera juglaresca.

-Como le gusta ...

-Sí, me gusta mucho y últimamente me he especializado y me he sumergido en el tema de la mística. Es un espectáculo que he creado durante cinco años porque aborda un tema muy delicado y realmente complejo. Resulta complicado ponerle música a los poemas de San Juan de la Cruz, hablar de su vida y hablar de la mística y hacer reír al público desde el principio hasta el final y al mismo tiempo emocionales... Es una labor que requiere un ingente trabajo.

-Por lo que dice es un espectáculo en el que pone su alma.

-Sí. Hago este tipo de espectáculos para poner mi alma. De hecho, busco temas donde pueda poner mi alma.

-¿Qué peso tiene la música en el montaje?

-Me acompaña el músico Javier Alejano que aquí toca el pandero y el violín. Al tratarse de un espectáculo sobre un místico y sobre la poesía, la música resulta fundamental porque es el arte que expresa las emociones más profundas y los pensamientos más sutiles y también los más complejos. La música tiene una fuerza increíble para llegar al espíritu de la gente. Además, en el espectáculo hay mucho humor y también un recorrido por el siglo XVI y su vida y la reforma del Carmelo. Narra el tiempo que estuvo en la cárcel y cómo salió.

-La mística fue importante en la producción de San Juan de la Cruz, pero ¿cómo se puede trasladar a la escena?

-La mística trasciende a la creencia a través de la experiencia y por eso es universal. Cualquier místico de cualquier religión se entiende con otro de otra creencia porque hablan de lo mismo con el mismo lenguaje. Hablan de una experiencia no de una creencia. Hay gente que asocia San Juan de la Cruz solo a un religioso de la Iglesia católica, que lo era, pero esa dimensión está trascendida por su condición de místico y de artista que expresa su vivencia mística a través de la poesía, por eso hay gente que no lo entiende y sobre todo hay gente que no comprende que se pueda hacer con sentido del humor el tratamiento de un tema tan delicado cuando los místicos tenían un gran sentido del humor.

-Aclárenos.

-Hay público que no lo entiende porque la cuestión religiosa en España está todavía muy tocada de fundamentalismo, de dogmatismo y de convencionalismo e incluso de un tradicionalismo que no quiere ver más allá de los prejuicios de la vivencia religiosa adquirida.

-Las últimas cifras de asistencia a los teatros en España son muy positivas.

-La gente ha regresado al teatro y se nota en cada función. La escena española atraviesa una buena época y comienza todo a funcionar de nuevo.

-Acaba de regresar de Cuba donde ha representado "Autobiografía de un yogui"

-La acogida fue fascinante. El público está mucho más vivo allí que aquí. En Cuba no hay libertad de expresión, pero sin embargo la gente está más despierta en el teatro y aquí el público está dormido cuando sí la hay. Estamos como si no hubiera libertad por la doctrina oficial o el opio de la televisión. Yo soy un defensor de la libertad, algo esencial para el desarrollo de los seres humanos.