Una de las principales acusadas es la administradora M.J.M.T. que según la acusación era la que llevaba las riendas de Gescomar Norte y que según pusieron de manifiesto el resto de imputados, logró desviar el dinero de Gescomar Cooperativa a Gescomar Norte y desde esta compañía a otras en las que estaba vinculada. La administrativa F.V. se dio cuenta del desfalco de las cuentas cuando le avisaron del banco de que iban a devolver recibos por falta de pago. Tampoco se había abonado el alquiler de la oficina de Cardenal Cisneros, lo que dio pie al cambio de sede a un local de Rhiconsa en Santa Clara. Saltan las alarmas y el promotor R.R., que puso en marcha la idea, pero que según dijo la dejó en manos de la administradora, que era de su total confianza porque él pasaba mucho tiempo en Panamá, donde estaba montando una empresa, toma cartas en el asunto. Se hace con los extractos bancarios y descubre el camino del dinero que los cooperativistas ingresaban religiosamente en el banco. De la cuenta de Gescomar Cooperativa se transferían a Gescomar Norte y de ahí a varias empresas relacionadas con M.J.M.T. Hay pagos a nombre de un italiano, Marco Fanci, que curiosamente reside en el mismo domicilio de la administradora, aunque ésta niega que sean pareja y lo explica como un favor de empadronamiento para conseguir los papeles. Otros a nombre de Geprovical, que era la empresa de la oficina de M.J.M.T. en Valladolid. Otra más iba para Samana Solutions que la misma administradora había adquirido a un arquitecto promotor con quien estuvo asociada para hacer dos promociones en Valladolid y Marbella que al final no salieron. Y lo más curioso, hay cantidades en una cuenta a nombre de C.N. M. que declaró por vídeo conferencia y es un ama de casa, en esa fechas habitual del póker en los casinos de Torrelodones o Aranjuez. "Era habitual en el póker prestarnos dinero".

Las acusaciones apuntan al promotor R.R. como el urdidor de todo el plan que dejó a los cooperativistas sin viviendas y sin dinero. Suyo era el solar donde se iba a construir, que se vendía a la cooperativa por 950.000 euros, él eligió a las personas que llevarían la gestora, la administradora y la administrativa y también a los miembros iniciales del consejo rector de la cooperativa, todos amigos y familiares que, según declararon en el juicio, no se percataban de nada y estaban ahí "para firmar lo que nos pedían". La promoción tenía un coste estimado de 3,8 millones de los cuales un 10% iba para la gestora. R.R., sin embargo, dice que él puso 60.000 euros que no ha recuperado y su intención con la cooperativa era salvar la empresa Rhiconsa en una época donde el ladrillo empezaba a decaer. "Después de 40 años en ese mercado en Zamora no quiero que se digan cosas de mi que no sean ciertas. Mi honorabilidad en la ciudad está por encima del dinero y no me puedo manchar ni por un solo euro", dijo.