El belenista Ángel Hernánz (presidente de la Asociación Belenista de El Burgo de Osma, miembro de la Asociación Belenista de Madrid desde hace 25 años y de La Morana) pronunció ayer una conferencia en el Teatro Ramos Carrión sobre los belenes de papel que colecciona y que hasta mañana domingo pueden descubrirse en la sala de exposiciones de la Biblioteca Pública del Estado.

-¿Cómo se despierta su interés por los belenes de papel?

-Sin pretenderlo y sin quererlo en un viaje a la antigua República Checa cuando acababa de salir de la órbita comunista. Apenas había tiendas, pero en un escaparate vi un belén de papel que me gustó muchísimo. Como belenista conocía más los recortables, dado que había jugado en mi infancia y, sobre todo, por la revista TBO. Tras el viaje comencé a buscar belenes de papel e inicié la colección.

-¿Qué le movió a hacerlo?

-Tienen una ingenuidad y una belleza que me cautivó. Reflejan el nacimiento de Jesús de una manera fidedigna. Los belenes antiguos nunca los he recortado. Ahora los escaneo y hago impresiones digitales que son las que monto, conservando el original. Son belenes bellísimos de los que tengo entre pieglos y hojas para recortar más de 1.500 de muchos países del mundo a lo que se unen teatrinos, belenes desplegables y extensibles, pasarán de los 300. Mi colección la pueden integrar más de 1.500 piezas.

-¿Los belenes de papel son los hermanos pequeños del belenismo?

-Sí, es un poco la bella desconocida. Para muchos belenistas será un descubrimiento como lo fue para mí en su momento. La creatividad de los dibujantes y artistas en poco espacio refleja de manera fidedigna el nacimiento de Cristo.

-Las piezas que se exhiben en la Biblioteca Pública son parte de su colección.

-Se pueden ver un teatrino del siglo XVIII, como una reproducción de La adoración de los magos mientras que los telones originales pueden verse en una vitrina. Del XIX hay algún pliego así como un belén espectacular telescópico en acordeón de 90 centímetros de profundidad que llama mucho la atención. Los belenes de papel son una parte muy importante de las artes gráficas que son las grandes olvidadas de los museos. Es rarísimo ver en un museo belenes de papel o los pliegos de soldado y en Alemania o la República Checa se ven de manera excepcional.

-¿Precisan algún tipo de manteniendo dada la fragilidad de la materia con la que están hechos?

-Yo procuro tenerlos de manera individual entre papel cebolla, pongo antipolillas, dado que este insecto ataca al papel. Tengo la limitación de espacio de mi casa y en estas exposiciones, como la de Zamora, además del esfuerzo que supone montarlas disfruto porque me gusta compartirlos para que los vea el público y para muchos es un descubrimiento. Los expongo por petición de la Morana, colectivo al que pertenezco casi desde su fundación.

-¿Existen modas en estos nacimientos?

-Sí, se ajustan al tiempo y al lugar donde se editan. En Alemania suelen ser clásicos de mucha belleza, respetan los cánones bíblicos; mientras que en la República Checa son más creativos, tienen un colorido especial y muestran las profesiones del lugar, desde pasteleros, deshollinadores, carniceros o repartidores de pan... En España es donde más belenes recortables hay, no son los más bellos pero a mí son los que más me gustan. En nuestro país desde finales XIX hasta los años 80 del siglo XX hubo más de 30 firman que editaron belenes.

-La industria editora atraviesa un momento complicado. ¿Se ha reflejando en los belenes de papel?

-Sí, ahora en España apenas se edita, salvo en alguna revista infantil, pero ya son belenes que se salen de los cánones clásicos. Son demasiado infantiles, lo que como método para divulgar el belén es importante, dado que es un elemento catequético para dar a conocer el nacimiento de Cristo porque están todas las escenas relacionada con la natividad y la infancia de Jesús. En Austria se sigue editando en el Tirol y en la República Checa. Los belenes reeditados no son caros, cuestan entre 3 a 5 euros, otra cosa son los antiguos. Sin duda son un regalo ideal para adentrar a los niños en el mundo del belenismo.

-Sin embargo pocos jóvenes asisten al congreso.

-Salvo en Zamora, donde hay muchos jóvenes en La Morana (risas). Es el gran problema del belenismo y del coleccionismo el recambio generacional. Los belenistas somos gente mayor, pero hacemos nuestro esfuerzo por divulgarlo. Al público al margen de las creencias religiosas les gustan porque son montajes espectaculares. Los congresos y sirven para inocular el veneno del belenismo entre los más jóvenes. Yo me dice socio de Madrid cuando vi los belenes tan espectaculares que montaron para un congreso internacional. En los congresos suelen realizarse montajes, pero desde luego no tantos como los que han llevado a cabo desde La Morana que han realizado un despliegue de belenes y exposiciones que han abarcado todos los temas.