No todo son verduras y legumbres. Ladrillos de adobe, estufas solares, jerséis de lana reciclada o troncos maceta para setas son algunos de los singulares artículos que los visitantes de Ecocultura también pueden encontrar hasta mañana en el recinto ferial de Ifeza.

Más allá de llenar la despensa de productos naturales "sin aditivos ni conservantes", los asistentes también pueden renovar su armario con prendas de moda sostenible, cultivar sus propios champiñones, construir su casa a la antigua usanza o incluso ahorrar en su factura energética al tiempo que hacen un guiño al planeta.

Desde Logroño, Manuel Rodríguez Barriobero propone volver a las casas de adobe. Tras una generosa helada en el puerto de Piqueras, este constructor riojano se dio cuenta de la falta de aislamiento térmico de las nuevas viviendas. De ahí que decidiera volver a la técnica de antaño: paja y barro. A través de su marca, ofrece bloques para bioconstrucción de treinta centímetros de ancho y casi cincuenta de largo. "Es una vuelta a lo de antes pero mejorado, lleva mucha paja pero como está muy impregnada en barro no arde ni aunque le pongamos un soplete", destaca. Su flexibilidad ante movimientos sísmicos o su hermetismo frente a las inclemencias meteorológicas son otros de los factores de este material, con nulo impacto ambiental.

Desde Zamora, David Alonso apuesta por la climatización con energías renovables como el sol o los pellets. "Nuestras estufas no contaminan y las hay hasta solares que generan su propia electricidad", explica aludiendo a la polución a causa de las tradicionales calderas. "Una vez que la pone una persona, la pone el vecino, el primo y el amigo porque además de disminuir la contaminación se ahorra el 60% del gasto", asegura.

Desde Asturias, Ariadna Ferrati da a los amantes de la micología la posibilidad de cultivar en casa sus propias setas exóticas. Aplicando una técnica milenaria procedente de Japón, esta firma "fungi" facilita a los consumidores madera ya "sembrada" de hongos. "Son troncos que se pueden estimular cíclicamente cada dos meses para que den una pequeña producción de shiitake, están ya preparados y madurados en nuestro bosque de castaños. Además, esta seta tiene unas características muy buenas que hacen que su cultivo no sea estacional", cuenta. La defensa de un aprovechamiento sostenible de los bosques así como la puesta en valor de los robledales y castañares autóctonos son otros de los objetivos de la marca. "Los troncos siempre provienen de una entresaca de un bosque, nunca de una tala, y normalmente de ramas o de árboles jóvenes que crecen muy juntos", apostilla.

Desde Portugal, Armindo Santos nos prepara para el invierno con cálidas prendas y zapatillas de andar por casa confeccionadas con lana reciclada siguiendo patrones tradicionales del pueblo pesquero de Vila do Conde, cerca de Oporto. "Las prendas están tricotadas a mano, hechas con hilos reciclados y mixtos de lana y algodón", detalla. "Son modelos típicos de pescadores que fueron recuperados y ligados un poquiño a la moda actual". Para hacer frente a la actual industria textil, la más contaminante del planeta después de la petrolera, este artesano luso comenzó a transformar el material de la ropa reciclada en una especie de pasta y a su vez de nuevo en hilos, no solo para preservar la tradición de su pueblo sino también para defender un modelo de moda sostenible.

Calzado y complementos artesanales de cuero, cosmética con hierbas naturales o bisutería realizada con ámbar de Polonia son otros de los productos ecológicos ofertados en la feria, donde también velan por el descanso del público. Tras licenciarse en Marketing, Juan Jiménez Martos decidió conjugar reposo y ecología para mimar cada detalle con somieres de madera de haya o mantas aislantes de lana de oveja merina, cuyas propiedades permiten absorber la humedad generada por la transpiración evitando el enfriamiento de la piel y conservando así la temperatura corporal de la persona acostada.

Libros para poner a punto el huerto urbano, kits de autocultivo o modos de dinamizar las economías locales también son compartidos en Ecocultura, un espacio cosmopolita que explora las infinitas posibilidades que ofrece la producción ecológica.