Son las diez de la mañana y, aunque el sol comienza a aliviar la fresca mañana, el frío se cala hasta los huesos en cuanto se cruza el umbral. El mismo frío que contribuye a teñir de un halo decadente y desolador unas instalaciones que dejan traslucir desidia y desinterés. El Mercazamora parece morir lentamente, ahogado desde hace años por la nefasta gestión del Ayuntamiento de Zamora, su propietario, asegura buena parte de los mayoristas allí asentados.

"Sanidad inspecciona el género que despachamos, pero no el edificio, que está abandonado", lamentan. Las deficiencias son tantas y tan variadas que resulta heroico mantener abierta la docena de negocios mayoristas asentados en el Merca. De tratarse de un establecimiento privado, a buen seguro se le habría obligado a invertir para subsanar los desperfectos y, de incumplir, se le habría echado el cierre y multado, sostienen los empresarios consultados. Esas condiciones deplorables explican que la respuesta fuera prácticamente nula cuando hace dos años la institución local sacó 18 puestos a adjudicación.

"Lo que se rompe no se arregla, pero pagamos 300 euros al mes de mantenimiento", denuncian. De la "dejadez" en la conservación no se libra el vestíbulo de las cuatro oficinas que mantiene la institución en el recinto, una para el administrador, otra para el veterinario y otras dos más. En contraste con los pasillos centrales donde la higiene se mantiene, en esa zona, situada en la parte superior de la instalación, se acumula la suciedad, una significativa cantidad de excrementos de pájaros, y telas de araña alrededor de la puerta de alguno de los despachos, que dan idea del escaso uso que de él hacen los funcionarios encargados del Merca, gestionado por un administrador y donde un conserje se hace cargo de abrir las puertas y encender las luces, una función que no siempre cumple el mismo trabajador municipal. Algún conserje no siempre cumple el horario previsto, con retrasos de hasta casi tres horas. "El Merca tiene que abrirse a las 5.30 horas, el conserje tiene que abrir los candados y encender las luces, pues el otro día uno de ellos llegó a las 7.45 horas", denuncian los industriales.

En esa misma altura, el local habilitado como bar, cerrado desde hace dos o tres años, aparece invadido por excrementos de pájaros también. Los industriales reiteran que es un servicio "imprescindible porque pasamos mucho frío y muchas horas aquí, desde las 4.00 a las 15.00 horas y no tenemos donde tomar algo caliente, ni un café; los camioneros que llegan de fuera tampoco. No hay un bar abierto por aquí, que da mucho ambiente, y trabajamos 500 personas en el polígono", sería rentable, pero no se adjudicará si se exige un gasto de 30.000 euros para acondicionar el local y que pague en módulos

Cansados de que el Consistorio no atienda sus reivindicaciones, de la dejación de funciones del responsable de la administración del Merca, "no hay control de nada", los mayoristas se sienten totalmente desamparados y reiteran su exigencia de una inversión que subsane las deficiencias, como la reparación de las cámaras frigoríficas estropeadas desde hace años, lo que les ha obligado a instalar las propias en cada puesto. En el tejado, otra deficiencia que mantiene al aire un tramo importante de la vieja cubierta de uralita, agujeros por los que se cuelan pájaros que "dañan frutas y verduras". Otra de las viejas reivindicaciones, de hace años. Tal desperfecto deja pasar no solo más frío, que ya entra a raudales del exterior al mantener abiertas continuamente puertas y muelles para la carga y descarga esencial para el trabajo, sino también el agua. "Cuando llueve tenemos goteras impresionantes", agrega otro de los empresarios que se sienten totalmente dejados de la mano de la Administración local.