María Montejo es psicooncóloga de la Asociación Española Contra el Cáncer en Zamora. Durante su participación en la jornada sobre el cáncer de mama que se celebra el 18 de octubre, hablará sobre los aspectos emocionales en las etapas de afrontamiento por las que pasa una persona cuando le diagnostican cáncer. Quiere que su intervención sirva para normalizar la atención psicológica. "Somos una parte más que sumamos y que no es algo malo, sino que a veces simplemente es una orientación, una ayuda", explica. La jornada, que se enmarca en los Foros de Salud de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, se celebrará en el salón de actos del Campus Viriato. La iniciativa está patrocinada por Fundación Caja Rural y Grupo Recoletas y cuenta con la colaboración de la Asociación Española Contra el Cáncer.

-¿Cuál es la labor de una psicooncóloga?

-En la asociación tenemos una parte de prevención en la que, por ejemplo, damos información en los centros escolares, hacemos distintas actividades para concienciar a la población de qué medidas podrían tomar para evitar un porcentaje de tumores que son evitables haciendo actividades saludables, hacemos charlas en los colegios sobre tabaco, sobre alcohol, desayunos saludables, campañas en piscinas, a pie de calle también, informamos sobre las pruebas de cribado y hacemos charlas de la importancia de que aunque hagamos los controles rutinarios de mamografía, puede hacerse una autoexploración cada mes del pecho para conocerlo y si hay alguna anomalía entre los periodos que tocan las revisiones, que rápidamente, como conocemos el pecho, podamos ir al médico y si él lo valora o lo considera oportuno, que nos pida la prueba pertinente. Hacemos también una parte psicoeducativa con pacientes y con familiares. Cuando alguien está recién diagnosticado se le explica que a veces uno se puede bloquear, que a veces le puede parecer mentira que le esté pasando esto y que incluso a veces puede haber enfado y que este enfado puede desplazarse hacia el médico, que es el que da la noticia, hacia los familiares o incluso hacia uno mismo por no haberse cuidado. Nuestro trabajo consiste en ayudar a la persona a que afronte y a que se adapte al proceso de enfermedad porque un diagnóstico, sea de cualquier enfermedad, no le gusta a nadie y en la enfermedad oncológica va a suponer un cambio a muchos niveles. Hay un cambio a nivel económico, a veces hay un cambio de roles familiares, puede haber un cambio también de roles en la persona porque deja de tener una serie de responsabilidades y esto a veces puede afectar también a la autoestima. Puede haber también un cambio de imagen. Por ejemplo, en el caso de las mujeres con cáncer de mama a veces se les hace una mastectomía, que es una cirugía completa del pecho, con todo lo que eso implica, y es una adaptación también a la imagen.

-¿La enfermedad del cáncer conlleva muchas preocupaciones para el enfermo?

-Claro, yo suelo explicar que cuando la persona recibe un diagnóstico es como que de repente tiene muchas amenazas y se ve sin recursos. Nuestro trabajo como psicólogos consiste en ayudar a la persona a ver que sí que posee recursos, poner en marcha sus propios recursos y si no posee recursos propios, se le enseñan recursos nuevos. Le enseñamos técnicas de relajación, a planificarse o a veces necesitan saber cómo comunicar a los hijos que están enfermos o una pequeña orientación de cómo hacer las cosas. Depende también de la fase en la que se encuentre la persona porque no es igual alguien que está recién diagnosticado, que se va a preocupar más de qué le va a pasar, cuándo le van a intervenir, cuánto tiempo va a pasar hasta que le hagan algo o cómo van a ser los tratamientos, a alguien que ya está en tratamiento, que a lo mejor está más preocupado por qué efectos secundarios va a tener, cómo puede reducir esos efectos secundarios o si hay una problemática social, puede estar preocupado por el nivel de ingresos, que también es algo frecuente, o por quién va a cuidar a sus familiares o de él mismo.

-¿Cómo afecta el cáncer de mama psicológicamente?

-Normalmente suele caer como un jarro de agua fría que la gente no se espera. Siempre tienen un poco esa sensación de igual es que no ha salido la prueba bien. Hay gente que a veces te cuenta que ya se imaginaba que algo malo le pasaba, sobre todo gente que tiene antecedentes familiares. Dependiendo de su perspectiva y de las vivencias que haya tenido cada persona también lo va a afrontar de una manera o de otra. No es igual alguien que todos sus familiares han tenido la enfermedad y están vivos y lo ve como algo normal, algo que hay que pasar, que a lo mejor alguien que tiene otra perspectiva diferente. También afecta a nivel de imagen corporal y a nivel de si se está trabajando y hay una baja laboral, que es una responsabilidad añadida.

-¿Es importante que el paciente cuente con ese apoyo psicológico?

-No todo el mundo necesita un apoyo psicológico, pero la gente sí tendría que saber que existe esa posibilidad y que si lo necesita, es un recurso gratuito para que, en el caso que lo necesite, pueda saber donde ponerse en contacto y poder recibirlo.

-¿Qué le parece la jornada sobre cáncer de mama, que cuenta con la perspectiva de tres profesionales y de una superviviente?

-El proceso de un enfermo oncológico es un proceso multidisciplinar, ya que abarca muchas personas, implica cuidados de enfermería, la parte médica, los aspectos psicosociales y también la parte de aspectos emocionales y por supuesto, ese testimonio, que yo creo que es la parte que a las personas más les llega, el ver a alguien que lo ha pasado, que te cuenta en primera persona su experiencia y poderle ver bien.

-¿Es importante que esa información llegue al ciudadano?

-Sí. La palabra cáncer generalmente suele estar asociada a dolor, muerte y sufrimiento. Afortunadamente cada vez hay más tratamientos, hay más investigación y aunque es verdad que son las tres palabras que primero se le cruzan a una persona por la mente cuando es diagnosticado, el poder ver a alguien que ha pasado el proceso y verle bien en un momento en el que uno es recién diagnosticado, es fundamental también para tener un poco de esperanza y, sobre todo, normalizar, que vea que los miedos y las cosas que ha vivido también los ha vivido otra persona que ha pasado por ese proceso y ahora está bien también.

-¿Qué consejo daría a las personas que pudieran enfrentarse a un cáncer de mama?

-Una de las cosas más importantes es el tener una buena comunicación tanto con los profesionales que les atienden como con el entorno familiar porque muchas veces, por miedo a que los demás sufran, no se comunica a los hijos y a veces es muy difícil tapar y cuanta más normalidad uno le dé, el resto le va a dar normalidad. Si uno se esconde, los demás van a estar más preocupados, van a insistir más y también es muy importante tener apoyo social. Si yo no digo estoy triste o necesito algo, los demás tampoco lo van a saber.

-Se dice que es importante el estado de ánimo del paciente, ¿es así?

-Las personas que están pasando por un proceso oncológico tienen fluctuaciones en el estado de ánimo y es algo normal. Lo normal en una situación así es estar preocupado, tener rabia, tener tristeza e incluso tener mucho miedo a veces. A medida que uno va avanzando y que ya sabe qué tratamientos tiene que hacer, todo esto va un poco desapareciendo. Si tú físicamente tienes efectos del tratamiento, lo normal es que estés un poco enfadado o que no te apetezca hacer cosas. Realmente no hay ninguna investigación que diga que si estás más animado, eso afecta a la supervivencia o no. Cada persona lo afronta como puede y según los recursos y la experiencia previa que tenga, pero no es algo decisivo frente a la supervivencia. A lo largo del proceso, como es un proceso largo, van a tener días buenos, días regulares y días malos, que es lo normal.