El pintor Manuel López Herrera, profesionalmente conocido únicamente por sus apellidos, muestras una serie de impactantes obras en la galería de arte Ángel Almeida-Espacio 36.

-"Asuntos propios" es el título de la muestra que tiene en Zamora, una exposición que no pasa desapercibida.

-Desde luego desapercibida no pasa. O bien le gusta al público o todo lo contrario, algo es algo (risas). Es la primera vez que mis cuadros pueden verse en Zamora y parece que están siendo bien acogidos por el público.

-Usted en sus cuadros introduce a unos "singulares" personales.

-Son unas criaturas muy particulares porque cada uno tiene una idiosincrasia. Son unos personajes creados por mí y convivo con ellos desde hace tiempo y me lo encuentro por la calle. (Risas).

-¿Y cómo comienza a pintar a esas criaturas?

-Llevo tantos años pintando y en la figuración la evolución es muy lenta. Yo siempre he hecho una pintura realista, pero he ido deformando los personajes porque me parece que supone entrar en un juego que me da pie a decir cosas, puedo cambiar cosas? lo que me interesa es contar historias en cada obra. En todos hay una letra pequeña, hay que mirarlo varias veces para extraer distintas lecturas. Me gusta también situar como objetivos florando a modo de desorden pero que está realmente ordenado.

-Este orden conlleva una minuciosa composición.

-Efectivamente. En muchas de mis obras la composición es muy laboriosa, como por ejemplo en el cuadro que he titulado "Importantes coleccionistas" donde aparentemente existe un caos, pero todo encaja perfectamente, todo está perfectamente medido. Ese cuadro lo he ido transformando e incluso le he llegado a cortar.

-Con sus personajes parece que juega con el espectador. ¿Es así?

-Efectivamente, me gusta contar cosas y lo que quiero es que la gente interprete la pintura, aunque las lecturas que se hacen con increíbles.

-En algunos de sus cuadros introduce obras clásicas.

-Es algo que hago a raíz de mi época como copista del Museo del Prado. Durante una serie de años tuvo un contacto muy intenso con la pintura clásica, que me encanta. Estuve en contacto con las técnicas de los autores clásicos. Utilizo mis personajes que son algo disparatados y que combinan muy bien con obras conocidas por todo el público.

-¿Hay que conocer a los clásicos para poder trabajar los temas que interesan a un creador?

-Yo creo que hay que estudiar siempre en cualquier oficio. En el mío, hay que estudiar composición, dibujar mucho, el color? hay que dibujar muy bien para desdibujar muy bien. Todo tiene que partir de una buena base y si esa no existe, toda creación se cae.

-¿Cómo le ha influido su trabajo de copias en su trayectoria?

-Mucho. Aunque mis cuadros son modernos, las técnicas que utilizo son clásicas. Empleo pigmentos y veladuras como antes, pero yo los llevo a mi terreno, a mis personajes.

-En sus obras se aprecia un gran cuidado de los fondos.

-Efectivamente eso bien de la pintura clásica. Lo hago porque aunque llevo muchos años pintado, todavía disfruto creando. El disfrutar pintando supone dar a cada cuadro el tratamiento que necesita lo que es muy laborioso. Hay que estudiar y saber para conseguir hacer unos cuadros que, te puedan gustar o no, pero que no te pueden decir que están mal hechos.

-De sus palabras se deduce que usted es muy perfeccionista.

-Desde luego hay que serlo. Yo he sido un enamorado de los clásicos y de ahí viene todo.

-Los artistas están en constante evolución. ¿Le sucede a usted?

-Sí, en estos momentos estoy pintando cuadros muy grandes, de tres o cuatro metros, donde practico una pintura más suelta pero siempre cuidando la calidad de los fondos. Ahora estoy introduciendo mucho paisaje donde creo que se ve la influencia americana. En estos cuadros no aparecen los personajes.