Adicto a las droga y al alcohol, había logrado desintoxicarse, vivía apartado del pueblo, en la cabaña de un pastor, alejado de las tentaciones, según declaró. Sin embargo, aquel 20 de agosto de 2017, en plenas fiestas de Villadepera, no logró controlarse y se excedió bebiendo, detalló ayer durante el juicio en el que la Fiscalía le acusó de una retahíla de delitos, desde amenazas y conducción temeraria hasta atentado contra la autoridad por disparar a la Guardia Civil. El imputado, un hombre de mediana edad, de iniciales O.S., insultó a los agentes con expresiones tales como "hijos de puta, os voy a matar". El Ministerio Público exige al Juzgado de lo Penal que le imponga una condena a 9 años y seis meses de prisión y tres años de retirada del carné de conducir.

En unos minutos consiguió sembrar el pánico en su pueblo armado con un cuchillo plegado de importantes dimensiones, que no llegó a abrir, con el que amenazó a dos vecinos y al alcalde, para después salir conduciendo a gran velocidad, colisionar contra la fachada del Ayuntamiento, según la versión de los vecinos, y abandonar el pueblo. Se dirigió a la cabaña en la que vive con un pastor. Allí se atrincheró. Cuando la Guardia Civil acudió a detenerle, alertados por los vecinos, efectuó disparos contra los agentes con una escopeta de balines (uno de ellos tuvo que ponerse a salvo tras el coche patrulla), además de amenazarles con otras cuatro armas de diferente tipo, que guardaba en el interior del habitáculo. Fue necesaria la presencia de seis guardias civiles para poder arrestarle, operación que solo fue posible tras la intervención de un médico para sedarle. Las pruebas de alcoholemia que se le efectuaron arrojaron una tasa de 0,81, a pesar de lo que no dudó en ponerse al volante y cruzar el pueblo.

Eran las 13.20 horas, en la plaza reinaba un ambiente bullicioso: unos vecinos iban camino de misa; otros, a disfrutar del día. El imputado irrumpió en el bar con el cuchillo y comenzó a amenazar e insultar a uno de los vecinos que se encontraban en el establecimiento. Lejos de calmarse cuando otro vecino intervino para evitar una posible agresión, el imputado lanzó amenazas también hacia él, sin soltar el cuchillo, de acuerdo con las versiones ofrecidas por los afectados y por testigos.

Ya fuera del local, fue el alcalde del municipio quien trató de apaciguar al hombre, totalmente fuera de sí, sin que este entrara en razones, muy al contrario, subió a su vehículo y abandonó el lugar a una velocidad excesiva, relató la Fiscalía en su escrito de acusación, con el consiguiente riesgo para los viandantes que se hallaban en la plaza. Los testigos relataron que había impactado el turismo en la fachada de la Casa Consistorial y agentes de la Guardia Civil indicaron ayer en el juicio que había restos del coche consecuencia de la colisión. La Fiscalía descartó la aplicación de ninguna atenuante, basándose en los informes de los forenses que aseguran que no padece ninguna enfermedad y que tiene la capacidad volitiva y cognitiva intacta, a pesar de la adicción que pueda tener a las drogas y el alcohol.

El hombre, que estuvo tres meses en prisión preventiva, al concluir la vista oral, tomó la última palabra para pedir "perdón a la gente que haya hecho daño, hubiera preferido hacérmelo daño yo. Tirarme por un puente". Sus últimas manifestaciones fueron para lamentar que no haya podido superar su adicción, "tanto tiempo luchando para no beber y ahora...".