La Formación Profesional "convence" cada vez más a un mayor número de alumnos de cara a su futuro profesional y las promesas de alta inserción laboral -avaladas por los datos que se manejan desde la Consejería de Educación- es uno de los principales factores. En Zamora, la cifra de estudiantes sigue en aumento y si en el curso 2017-2018 se contaban 2.349 estudiantes, en este 2018-2019 desde la administración regional se apunta a 2.407 alumnos, lo que significa un incremento del 2,4% en un año.

Esta tendencia es la que también se da en el resto de Castilla y León. La Formación Profesional ha dejado de ser "la hermana pobre" de los institutos de la región y su alto nivel de inserción, que en los grados superiores alcanza el 85%, ha provocado un claro cambio de tendencia entre los estudiantes. Si hace una década se contabilizan en Castilla y León 7.000 matriculas más en Bachillerato que en el conjunto de la FP, ahora esa situación ha cambiado radicalmente y este curso hay casi 8.000 alumnos más en Formación Profesional (41.495) que en Bachillerato (33.569), según los datos recogidos por la agencia Ical.

Sin embargo, este comportamiento en la Formación Profesional ha sido desigual. Mientras la FP Básica registra una caída del 13,6%, hasta las 4.565 matrículas de este curso, los grados medios experimentan un incremento de 10% (16.833) y los grados superiores del 44%, al pasar de los 13.941 del curso 2009-2010, a los 20.097 actuales, lo que significa un aumento de 6.156 estudiantes.

El director general de Formación Profesional de la Consejería de Educación, Agustín Sigüenza, argumenta que detrás de este cambio de tendencia y del auge de la FP, está la necesidad de las empresas de contar con técnicos de alta cualificación y formados en las nuevas tecnologías, "algo que, sin lugar a dudas, ofrecen los ciclos superiores".

Sigüenza también apunta como motivos de este incremento de alumnos la desaparición de las carreras técnicas -antiguas diplomaturas- y las diversas vías de acceso a los grados superiores. En este sentido, apunta que el 60% de los alumnos que llegan a estas enseñanzas proceden de Bachillerato, un 10% de la universidad y el resto de grados medios.

El principal reto de la Consejería de Educación para seguir reforzando unos estudios -que en el caso de los grados medios tienen un grado de inserción del 80% en el primer año entre los alumnos que terminan los estudios y buscan un trabajo, porcentaje que en los grados superiores alcanza el 85%-, es mejorar las conexiones entre los centros de formación y las empresas "y lograr que profesores y empresarios trabajen juntos para que la demanda empresarial se ajuste con la oferta educativa".

Este objetivo es una de las principales líneas del Plan Estratégico de Formación Profesional 2016-2020, programa que tiene en la FP Dual su máximo exponente. Esta modalidad, en la que la formación es compartida entre los centros educativos y las empresas, y en la que los alumnos cuentan con una beca de 400 euros mensuales, está experimentado un crecimiento exponencial. Este curso, son 711 los alumnos matriculados, un 68% más que el pasado. Además, son medio centenar de centros los que la imparten, con participación de casi 260 empresas de la región, lo que significa un aumento del 54%.

Para mejorar el ajuste entre oferta educativa y el mercado laboral, según explica Sigüenza, la Consejería de Educación, con el apoyo de la Fundación Bankia por la Formación Dual, encargó el pasado año un informe al Instituto Vasco de Competitividad para analizar las fortalezas y debilidades, en el que se puso de manifiesto que el tejido productivo de la comunidad requiere más estudiantes de FP especializados en los sectores agrario y construcción.