El poeta, narrador, ensayista, crítico literario Luis Antonio de Villena mañana lunes, día 24 a las 20.15 horas en el Museo Etnográfico, realizará un acercamiento muy personal a la figura del poeta León Felipe en una charla enmarcada dentro del extenso ciclo de actividades programadas para honrar al poeta con motivo del 50 aniversario de su muerte.

-¿Cómo descubre usted a León Felipe?

-Es algo que viene de muy antiguo. Comencé la universidad justo unos días después de que él se muriera. La noticia apareció en la prensa, aunque en un espacio poco extenso porque en pleno franquismo era considerado un poeta exiliado. De mi etapa en Bachillerato me sonaba su nombre, aunque no había leído nada de él. En las primeras semanas en la universidad me di cuenta de que era uno de los poetas que, a través de canciones de cantautores pero también de textos, junto a Miguel Hernández o Gabriel Celaya, era uno de los poetas comprometidos que utilizaban los estudiantes antifranquistas para cantar o para manifestarse. Lo leí, aunque era y no era fácil encontrarlo. Entonces no era fácil encontrar ediciones españolas, pero sí mexicanas o argentinas que llegaban con facilidad a España. Localicé una antología argentina hecha en los años 50 "Antología rota". Ese fue el primer libro que leí a finales de año 1968.

-En esa primera lectura, ¿qué le pareció la creación del escritor tabarés?

-En ese momento León Felipe no me gustó, realmente no me sedujo. No era de los poetas que me interesaran. Había leído cosas de Gabriel Celaya y de Miguel Hernández que estaban muy candentes en la universidad, que con el tiempo, sí me gustaron como me sucedió con León Felipe. Sin saberlo yo era un poeta novísimo al que lo que le gustaba era una poesía más esteticista, más elaborada y más refinada. Lo leí, como muchos de los alumnos de la época, porque teníamos algo que ahora ya no existe, sentíamos curiosidad por saber quiénes eran los nombres importantes. En aquel momento León Felipe era un poeta que sonaba en los ámbitos universitarios y luego fue decayendo hasta prácticamente quedarse en nada.

-¿En qué momento redescubre la poética de Felipe Camino Galicia?

-Sucedió bastantes años después. Siendo universitario comencé a publicar en revista, saqué mi primer libro y estaba muy metido en la poesía novísima. Con 18 años me gustaban otros poetas, los del 27 y había conocido a Vicente Alexandre y, pese a la edad, me había hecho muy amigo suyo. Cada vez se me iba olvidando más León Felipe porque no me había interesado mucho, pero también se me fue olvidando porque a los que lo cantaban, como el cantautor Paco Ibáñez, también se les fue olvidando. Ocurre un proceso paralelo porque estaba lejos de mi camino personal en la poesía y también se olvida a nivel general cuando se autoriza que pueda haber ediciones de sus poemas. A finales de los 70 era como si prácticamente dejara de existir. Mi regreso a León Felipe fue totalmente casual.

-¿De qué manera se produjo?

-Yo era muy amigo de Terenci Moix, quien estuvo preparando las memorias de Sara Montiel, aunque finalmente no las escribió. La actriz vivió unos cinco años en México por recomendación del régimen franquista y como era una mujer antifranquista se relacionó con los exiliados. En algunas de las visitas a la artista acompañé a Terenci y Sara nos desgranó ampliamente esa etapa. Nos habló muy bien de México, de las películas que hizo y que le ayudaron a ir a Hollywood y a convertirse en una estrella mítica. Nos contó que había sido muy amiga de León Felipe e incluso dejó entrever que quizá algo más y ella se sonrió. Ella debió de captar nuestra duda sobre esa relación, pues recuerdo que se levantó y fue a por una foto enmarcada de León Felipe, en la que aparecía un hombre ya no joven. La imagen estaba dedicada a Sara. Posteriormente conocí fotos de los años 50 en la que aparecían los dos juntos.

-¿Comentaron con ella algún aspecto más sobre León Felipe?

-Con ella salió el tema de que si León Felipe era comunista o no. Ella nos explicó que era un republicano que ya vivía fuera de España antes de la Guerra Civil, que regresó para ayudar a la República y que cuando vio que aquí no se podía hacer nada, volvió a México. A partir de las cosas que nos contó Sara Montiel, a principios de la década de los 80, regresé a León Felipe todavía a través de ediciones argentinas porque parecía que en España, donde no estaba prohibido, no despertaba interés. El último cantautor que incluyó en un disco una canción corta, pero muy bonita, de un poema de León Felipe fue Serrat en "Mediterráneo". Fuera de ahí, fue paulatinamente desapareciendo. No estaba prohibido, pero no había interés por él. En los 70 y los 80 la poesía que estaba de moda era muy contraria a la de León Felipe, una tendencia que duró como mucho hasta mediados de los 80.

-¿Los gustos cambiaron en favor del escritor zamorano?

-Efectivamente los gustos cambian y los poetas comprometidos como Celaya, Gloria Fuertes, Blas de Otero o bien el propio Pepe Hierro regresaron a la palestra, pero León Felipe lo hizo únicamente de manera puntual. Muchas veces se hacía referencia a él por su gusto personal por Walt Whitman. Él lo había traducido, de hecho realizó una traducción bastante libre, como todas las que hizo, de "El canto a mí mismo" de Walt Whitman publicado en el año 1941, de tal forma que cuando se hablaba de poetas españoles influenciados por el norteamericano salía de refilón al escritor León Felipe.

-¿A qué achaca ese desinterés existente hacia León Felipe?

-Hay muchos factores. León Felipe era un personaje muy peculiar que no está metido en ningún bloque, en ningún grupo poético. El sitio más fácil hubiera sido la generación del 27, lo que hubiera sido maravilloso, pero no se puede meter porque era más mayor. Tampoco era del mundo de Juan Ramón Jiménez o de Antonio Machado? era muy difícil situarlo. No tenía equipo lo que ha hecho que se produjera el fenómeno del olvido general.

-Y ¿dónde lo ubica usted?

-No lo puedes ubicar en el Modernismo porque era joven, ni en la del 27. Habría que dejar en una generación intermedia, que es la de personajes como Enrique Díaz Carnero o los posmodernistas. Es una generación que dio prosistas notables, más que poetas, de ahí que León Felipe quede desplazado. Ahora hay un proceso donde se pueden insertar los actos de Zamora para poner en valor el poeta que no es el primero español del siglo XX, pero sí es un buen poeta. Es un poeta cuya ausencia es importante.

-De este autor tampoco abundan las nuevas publicaciones.

-Y es muy importante que se publique. En el año 2011 la editorial Visor publicó un tomo muy grueso, su poesía completa, y sin embargo, este libro ha pasado sin pena ni gloria. El año pasado vio la luz un libro de Gonzalo Santonja como editor que habla de León Felipe y de su tiempo. En él aparecen algunas traducciones inéditas de cuando fue profesor en la universidad norteamericana de Cornell, en los años 20. Al celebrarse los 50 años de su defunción se está intentando hablar de León Felipe porque es un poeta bastante olvidado. Creo que se le ve como un poeta aislado del que también se desconoce muchos aspectos significativos de su vida personal, pues no es un exiliando republicano como puede pensarse sin conocer a fondo su biografía. Este hombre llevó una vida de aventurero.

-Explíquese.

-Su primer libro se publicó relativamente tarde y pasó desapercibido. Él tenía más de 30 años y había pasado por tres años en prisión por desfalco, algo que no era corriente en un señor que era farmacéutico. Trabajó dos años como funcionario en Guinea Ecuatorial, por aquel entonces una colonia española. Mientras que ocurren todas estas circunstancias él no publicaba. Finalmente, cuando comienza ser conocido en España, allá por la década de los 30, emigra nuevamente a Vera Cruz, regresa a México.

-Su doble exilio, el primero voluntario y el segundo forzoso, ¿ha hecho que su poesía siga exiliada?

-Es uno de los motivos junto al no pertenecer a un grupo ni haber encajado con modas de la poesía que había en España y en México. Es curioso que en ese país cuando vas a las librerías de viejo hay muchos libros de León Felipe e incluso se pueden encontrar libros dedicados por él con relativa facilidad. En México era respetado, pero creo que tampoco pasa por sus mejores momentos, aunque, sin duda, es mucho más conocido que en España.

-El hecho de que su producción se asocie con el compromiso político, cuando León Felipe es mucho más, ¿lo estigmatiza?

-Ahora mismo no tendría. A León Felipe le pasa como a otros muchos autores, que es mucho más. Como ejemplo Hierro, cuya 80% de producción es esteticista y aceptó por honestidad que lo calificaran de social aunque solo un 20% de su obra sí lo había sido. Personalmente destacaría su lado "whitmaniano" no en el sentido que se parezca a Whitman, sino en su rectitud a lo Walt Whitman. Su canto a la libertad no obedece a una ideología determina. Es una defensa de la vida como aventura, que es lo que él vivió. Es un poeta directo, apasionado con un lenguaje elaborado y a la vez directo y fuerte, que tiene mucho puño.

-Esas características ¿le pueden conectar con el lector actual?

-Sin duda le puede ayudar con una parte teniendo en cuenta que, desgraciadamente, el lector actual en poesía es pequeño. A quien se acerque a él le tiene que gustar la poesía porque en sus poemas hay calidad. León Felipe es perfectamente rescatable, valioso y no debe de faltar en la poesía española, aunque, para ser honestos, no podemos colocarlo en la primera fila de la literatura española. Su papel fue el de un escritor rebelde que hizo también una rebeldía de su escritura y de su vida, una faceta que se conoce menos. No es un autor que se exilara con la Guerra Civil, sino que ya se fue con anterioridad.

-Contra el olvido de León Felipe?

-Para sacar del olvido a un autor no se puede hacer nada. Hay que publicar sus libros baratos y hablar de él para enganchar con los lectores. Quizá al lector se le puede atraer contando su vida no como un exiliado de la Guerra Civil, versión simplificada de su vida, cuando su existencia como aventurero llamaría más la atención al posible lector.