En los casos de acoso escolar, los dispositivos tecnológicos son elementos potenciales "para iniciar, continuar y llegar a actitudes delictivas por parte de los agresores, pues pueden producirse casi las 24 horas del día con pocos controles familiares", añade. A pesar de ello, la asociación Trascampus considera que la posibilidad de la prohibición del móvil se da por garantizar un ambiente más educativo, antes que por los casos de bullying.

La complejidad del ciberacoso va más allá de la utilización de la tecnología y "es una realidad que no se puede obviar", manifiesta Pilar de la Higuera, aunque las redes sociales potencian la crueldad de las amenazas. "Hay que preguntarse qué hacen los alumnos con un móvil en un centro, porque este solo tiene sentido como un elemento pedagógico, como los ordenadores que hay en todos los colegios", declara la presidenta de la Liga Española de la Educación en Zamora, quien apuesta por la educación en el buen uso de las tecnologías, la utilización adecuada de los dispositivos y el trabajo en la prevención del acoso, no solo en el ámbito escolar, sino también en las familias. La comunicación entre ambas es esencial en la atención a los posibles casos, pero también "hay que establecer normas en los hogares, como no usar el móvil en las comidas, o bloquear algunas páginas peligrosas para la eduación de los pequeños".