La sociedad civil es la que soporta la ayuda al Tercer Mundo desarrollada por Manos Unidas de Zamora, que el pasado año apoyó diez proyectos concretos en otros tantos países. Las aportaciones de los ciudadanos de a pie conforman el grueso de los ingresos, 311.145 euros, con los que la ONG vinculada a la iglesia financió una decena de proyectos de desarrollo en todo el mundo.

Destacan especialmente los capítulos de herencias y legados, que dejaron nada menos que 71.575 euros y las donaciones de particulares, 76.449, que se suman a los donativos obtenidos en las parroquias, 47.690 euros, las aportaciones de los socios, 49.580 euros o los bocatas solidarios, que dejaron 29.829 euros, como principales partidas. Los fondos públicos apenas supusieron 11.316 euros.

Son datos de la memoria anual presentada ayer en Zamora por la delegada provincial de Manos Unidas, Pilar Gutiérrez y la coordinadora de socios, Carmen Calvo, quienes explicaron el destino de los fondos en varios países del mundo.

Zamora financió la rehabilitación de una escuela de primaria en Burkina Faso, el equipamiento de un centro juvenil en Chad, un programa de formación agrícola e irrigación para comunidades campesinas de Malawi, y otro de empoderamiento de mujeres y madres adolescentes en Bolivia; Zamora y Benavente aportaron el dinero para la puesta en marcha de huertos y granjas familiares en México, y la construcción de aulas de secundaria en Benín.

Benavente, Villalpando, Cañizo, Villarrín de Campos, Cerecinos de Campos, Villanueva del Campo, Villamayor de Campos y Barcial del Barco han financiado el proyecto de capacitación de generación de ingresos en diez pueblos de La India; Zamora, Aliste y Sayago se han hecho caro del equipamiento de un dispensario en Togo; y Toro, Guareña y Tierra del Vino han aportado el dinero para redes ecológicas sociales y productivas en comunidades rurales de Panamá.

El último proyecto, desarrollado en colaboración con la Junta de Castilla y León se centró en la producción y comercialización agraria en Aiquile (Bolivia).

Gutiérrez destacó la necesidad de cambiar la mentalidad consumista y las estructuras para poder eliminar el hambre en el mundo y procurar un reparto más justo de la riqueza.

Constató que cada vez existen menos recursos para ayudar al tercer mundo, fundamentalmente porque los socios son cada vez mayores y no hay un relevo generacional. La crisis, de hecho, ha sido otro factor que ha jugado en contra de la recaudación. No obstante sigue habiendo personas que tienen en cuenta a los más necesitados a la hora de redactar su testamento: "No necesariamente son personas sin familia directa, de hecho hay muchos casos en que dejan para ayuda al Tercer Mundo parte del legado, y otra parte va para la familia", indicaron las responsables de Manos Unidas. Las aportaciones de ayuntamientos, 2.814 euros, y de la Junta de Castilla y León, 8.501 en un programa cofinanciado representan menos del cinco por ciento de los ingresos.

El lema de la campaña es "el mundo no necesita más comida, necesita más gente comprometida", fundamentado, indicó la delegada de Manos Unidas "por un lado en el valor ético de la solidaridad y la defensa del derecho humano a la alimentación y por otro en nuestra propia fe cristiana".

La educación en valores es fundamental para esta tarea solidaria, indicó Pilar Gutiérrez. "Es necesario un compromiso de cambiar nuestra vida y nuestros estilos. Aquí por ejemplo, damos al grifo y tenemos todo el agua que queramos, y no nos acordamos de las personas que tienen que recorrer muchos kilómetros diariamente para conseguirla".

En general Manos Unidas tiene un doble objetivo, de sensibilización social y de financiación de proyectos y programas de desarollo en el Tercer Mundo. El trabajo se organiza ahora mismo en un plan trienal, que comenzó en el año 2016 con el lema "Plántale cara al hambre". Según indica Pilar Gutiérrez "es imposible poder terminar con el hambre sin nuestro compromiso personal. Y además es necesario cambiar muchas estructuras que están impidiendo que el alimento llegue a todas las personas, como el mal uso de los recursos alimentarios y energéticos, y sobre todo nuestros estilos de vida y de consumo que estimulan un modelo que excluye a los más empobrecidos".

La identidad católica de Manos Unidas hace que para ella las parroquias sean un ámbito de trabajo natural y a ellas se dedican sobre todo los materiales de formación.

También en el ámbito educativo interviene al ONG para promover los trabajos en valores.