"Ha sido todo un éxito". Así resume el zamorano Antonio Renilla la celebración del Houston Spain Fest, una iniciativa que arranca de un grupo de compatriotas y cuyo objetivo es acercar la cultura española a los residentes de un país que les dio la bienvenida y les acogió hace ya varias décadas.

Asistieron a este evento cerca de 1.300 personas "que disfrutaron de los caballos, la música, la comida española y, en definitiva, de este original encuentro", resume el zamorano, natural de Manzanal de los Infantes. De ellos una gran parte eran españoles residentes en Houston, "muchos de ellos recién llegados al amparo de las compañías españolas que están instaladas aquí, como Carbonell, BBVA, Repsol, Gestam, Agroman, ACS o Ferrovial", enumeró Renilla. También acudieron otros que llevan más tiempo en Estados Unidos, que ejercen como profesores de español, trabajan en el centro médico o están casados con americanos.

Especialmente emotivo fue este festival para los mexicanos, venezolanos, colombianos, peruanos, ecuatorianos o argentinos que se acercaron. "Todos ellos aman a la que denominan Madre Patria, de donde vino su padre, su abuelo o su tatarabuelo", aseguró el promotor. De esta manera, a través de esta iniciativa "pudieron recordar los sonidos, los sabores y los olores de sus antepasados y rememorar la historia con ellos", aseguró Renilla.

Junto a todos estos españoles -ya fueran de nacimiento o de procedencia- también se acercaron al rancho que Antonio Renilla tiene en Woodlands, al norte de Houston, donde se celebró el festival, un nutrido grupo de norteamericanos. "Fueron menos numerosos, pero también asistieron, porque les gustan nuestras fiestas, saben que son sabrosas y con mucho salero. Muchos comentaban la gente tan linda que había en la fiesta", valoró el zamorano.

Todos ellos pudieron disfrutar de diversas actividades durante toda la jornada, como la doma de caballos españoles, que lucieron sus mejores galas, con los diestros jinetes, también elegantemente ataviados para la ocasión. Entre ellos estaba Marta Renilla, hija del zamorano y consumada amazona, que imparte clases de equitación en el rancho de su padre.

Como toda fiesta española que se precie -y más en el extranjero- no faltó el flamenco. Sobre un tablado de madera zapateó el grupo de bailarinas al son de sevillanas y de pasodobles. Uno de los momentos más emotivos fue cuando el cantante Tomás Ballesteros cantó la canción "Viva España".

Aparte de la música y el baile, los asistentes también supieron apreciar la buena gastronomía española. "La comida estaba riquísima y se agotaba en seguida, por lo que había que volver a hacer una nueva paella", rememoró Renilla. En el menú también había sitio para los pimientos de piquillo, la empanada y la tortilla. "Todo desaparecía", aseguró.

En resumen, tanto los españoles asistentes como sus amigos americanos pudieron encontrar en el rancho de Renilla un "trocito" de su país. "Fue una mirada a España a través de sus caballos y sus sabores", finalizó.