El reloj marca las diez y diez. La seña bermeja está hecha a tiras como la bandera original. De noche, el farolillo de la entrada y las lámparas del interior se iluminan. Y, al igual que el edificio real, tiene trece balcones y siete arcadas. Por faltar, no falta ni el nido de cigüeñas encima del campanario. Aunque una señora que pasa por la calle Veterinario Reina logra encontrar un pequeño fallo: "Le falta la rampa de accesibilidad", repara.

Pese a este descuido menor, la maqueta expuesta en la tienda de manualidades IdeArte de la capital reproduce con todo lujo de detalles el Ayuntamiento de Zamora y gracias a la fidelidad que guarda con la Casa de las Panaderas se ha convertido en los últimos días en el centro de miradas de los viandantes.

Su autor, el conocido hostelero Miguel Ángel González, de Café Michelos, se muestra satisfecho con el resultado de un proyecto que comenzó por casualidad. "Me gusta mucho trabajar el porexpan expandido y me pregunté qué edificio típico de Zamora podía hacer", recuerda. Al final, se decantó por el edificio consistorial y antes de las fiestas de San Pedro se puso manos a la obra.

Durante todo el verano ha seguido la misma rutina. Salía a pasar todos los días a las siete de la mañana. Caminaba hasta el parque de Valorio y, a la vuelta, se acercaba hasta la Plaza Mayor para observar con detalle el inmueble. "Pasaba mucho por ahí, lo veía de una manera, me acercaba y lo veía de otra. Empecé haciendo el frontal y luego se me desmadró, no lo quería hacer tan descomunal", reconoce entre risas. Pero una vez que había comenzado, no había vuelta atrás. Cogió la sierra de marquetería y con paciencia fue dando forma a todos los barrotes de cada balcón.

Sin embargo, esa fase no fue la que más guerra le dio. Calcar el techo del portal, llegar con el pincel a ciertos recovecos de la maqueta e instalar la iluminación fue lo más complejo. "Pero soy Capricornio y muy cabezón, como diga que lo hago, lo hago", garantiza. Nunca había hecho una maqueta de tan grandes dimensiones „mide 1,60 metros de largo por 80 centímetros de alto„, solo pequeñas creaciones para el belén de Moreruela de Tábara como el portal de Belén o el castillo de Herodes. Pero además, tal y como él mismo cuenta, no toma medidas, lo hace todo a ojo, lo que le otorga mayor mérito a la obra. "Bueno, si ves la maqueta de frente está bien pero por detrás es un desastre", confiesa el autor, prejubilado por enfermedad. Antes de ser retirada, la singular creación seguirá expuesta en el escaparate de la tienda de manualidades donde colabora. "Pero el problema que tengo es que no tengo dónde guardarla, a mi casa no la voy a llevar porque es tan grande que me echa de casa", apostilla.