El Duero, además de río Duradero, que decía el gran Claudio Rodríguez, se está tornando río flamenco, que lo han escuchado tararear por las noches con compás de seguiriya. Lleva años oyendo el "quejío" de cantaores y llorando con la sonanta de los tocaores. El sonido brota de la catedral, cuando junio empieza a dar la boqueadas, y si al principio tanto bullicio era una jodienda, al final le ha cogido gusto y brinca de vez en cuando al barrio de Olivares para escuchar y embelesarse. Ha oído que mañana toca velada. Allí estará, en las primeras filas. No quiere perderse un cartel de lujo: Manuela Cordero y José Salinas, puro desparrame artístico porque es como ir en un minuto del alfa al omega. Y ya el acabose llega con el toque: Antonio Carrión, un genio, único en tocar la fibra que no se ve. Es como si sonaran cien guitarras desbocadas a la vez.

El barrio zamorano de Olivares, además de ser el que más se mete en todos los charcos que deja el Duero, es el más flamenco de la capital. Entre sus espadañas brotan soleares y la isla que ha irrumpido junto al Puente de los Poetas dicen que la llaman Bulería. Es difícil que algún año se escape de su programa festivo que siempre despide agosto y saluda septiembre una velada flamenca. Este año, desde luego, no. Por todo lo alto. El cartel tiene enjundia, contenido y masa madre, una joya que por su brillantez va a destacar en la amplia programación anual de los eventos flamencos zamoranos.

El festival, que así viene anunciado en los carteles, dará comienzo pasadas las nueve de la noche de mañana en el Parque de Olivares. Los aficionados al arte universal (por "sentío" y porque está declarado así por la Unesco) disfrutarán gratis de una actuación que promete porque "acartelados" están tres figuras que destacan por su singularidad, una condición cada vez más esquiva en un mundo tan globalizado como despersonalizado.

El puntal que llenará huecos de luz en la velada es, sin duda, el tocaor Antonio Carrión, un fijo en Zamora, muy conocido por los aficionados, un genio en su arte, que el pasado domingo volvió a demostrar en Sanzoles que se sale de las enciclopedias al uso y que necesita un libro para el solo. De Mairena del Alcor y "mairenista" (de Antonio), nadie sabe dónde está su límite, toca desde siempre y lleva en su sangre el compás que brota de dentro, como una fontana en plena sierra.

Su primera grabación la inmortaliza con 13 años y desde entonces ha sido un no parar. Ha acompañado a una nómina de grandes cantaores: José Meneses, Curro Malena, Manuel Mairena, Chano Lobato, El Chozas, Diego Clavel, Chocolate, Rancapino, Pansequito, La Macanita. Elu de Jerez, Carmen Linares, Lebrijano, Miguel Poveda, Arcángel, Mercé?

Tocaor que también tiene "ángel" en la garganta, puso en 2009 voz a su primer trabajo como cantaor acompañado por Enrique de Melchor y otros "grandes". Ha actuado con su guitarra en numerosos países, entre ellos EE UU y Japón, y formado parte de espectáculos inolvidables como "Un cante y dos guitarras" o "De Cádiz a Buenos Aires". Ha creado su propio espectáculo "Corales" en el que participan 14 artistas.

La escuela guitarrística de Antonio Carrión tiene su base en Melchor de Marchena, Niño Ricardo, Manolo de Huelva y, como no, en Paco de Lucía. Pero tiene su propia personalidad que lo destaca como maestro de la sonanta, que ha reunido los premios más importantes y que tiene el don de la enseñanza. Sin duda, Carrión hará historia en su arte.

También tiene duende Manuela Cordero, gaditana de Rota, que irrumpió en el panorama del flamenco en 2007. Desde entonces ha llenado su esportón de premios y se ha convertido en el faro de la Federación de Peñas de Sevilla. En 2012 realiza una gira de conciertos junto a José Menese y publica su primer trabajo: "A mi pare", producido por Antonio Carrión. Bebe en las escuelas más enraizadas como la de Fernanda de Utrera, Pastora Pavón, Antonio Mairena o Tomás Pavón. Domina por igual los palos básicos y los de ritmo, habiendo conseguido una personalidad singular, que la hace destacar en el panorama flamenco nacional actual. Brilla también en el mundo de la saeta, donde ha logrado importantes reconocimientos.

El domingo actuó en Sanzoles y allí dejó la impronta de su poder de transmisión, de su fuerza, haciendo que el público viviera con intensidad la velada. Manuela Cordero tiene luz y un aura jonda que imanta a los espectadores. Poseedora de un rajo que abre camino, la gaditana rompe moldes y amasa la cerámica del sentir. Cuando está inspirada concita todos los dioses y junto al Duero, seguro, va a romper velas.

José Salinas, almeriense, va a tener un largo recorrido en el mundo del flamenco porque lo hace casi todo: hasta guitarrero es de los buenos, que experimenta para sacarle el alma más cristalina al instrumento de las seis cuerdas. Tiene un pacto con la madera de arce, blanca como las salinas, para que hable soliloquios y se bañe en manantiales.

El cantaor es capaz de interpretar canciones y composiciones flamencas que altera con los palos más exigentes. Atrevido e internacional, ha aprendido todos los ritmos y los maneja como nadie. Ha pisado muchos tablaos y eso se nota. En su compás y en su sentir, sabe que el flamenco es transmisión y fuerza, que el último objetivo es emocionar. Su trabajo "Tierra de Luz" escarba en lo más íntimo y saca a relucir lo mejor de cada cual. Quiere agradar y eso se nota en cada una de sus actuaciones. El barrio de Olivares va a vibrar y a sentir mañana con el almeriense.

La velada de mañana está organizada por la Asociación de Vecinos de Olivares y suma la colaboración del Ayuntamiento de Zamora. Cuenta también con el apoyo de Prensa Ibérica, grupo editorial al que pertenece LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, que mantiene en todo lo alto su objetivo de colaborar con el mundo de la cultura en Zamora.