Zamora cumple veinticinco años de ilusión gracias al "proyecto loco" de un joven empleado de banca charro que decidió acercar la magia a la ciudad.

- Se cumple el veinticinco aniversario de las Jornadas Internacionales de Magia. ¿Cómo se sacó de la chistera esta idea?

-Yo lo intenté varias veces en Zamora hace más de 25 años. Entonces era un proyecto loco, seguro que hubo gente que me llamó "friki". Había un prejuicio pero era normal.

- ¿Un prejuicio hacia la magia?

-Sí, porque la gente ante lo desconocido prejuzga las cosas. Además, no existía el desarrollo de la magia que hoy hay en España, pero poco a poco parte de la culpa que hoy España sea potencia mundial en la magia seguro que lo tienen las Jornadas Internacionales de Magia de Zamora. Queramos o no, y no quiero que se entienda como ego, somos la referencia a nivel internacional de todos los festivales. Todos los festivales se están inspirando en la estructura que hemos creado aquí. Somos la inspiración. Y no lo digo con ninguna vanagloria, no es falsa modestia, lo digo porque es cierto. De hecho, yo estoy de asesor de muchos de ellos a nivel mundial. Ahora hay más festivales de magia en España que días tiene el año, pero cuando empezó Zamora prácticamente no había ninguno.

- Durante el festival se echa a un lado y no actúa. ¿Por qué?

-Como decimos aquí, no se puede estar a misa y repicando. O estás de una manera o estás de otra. Podría aprovechar y actuar, pero ya tenéis ocasión en Zamora de sufrirme otras veces.

-¿Cómo ha evolucionado el festival desde sus inicios?

-Al principio, las Jornadas se celebraban en febrero coincidiendo con los carnavales. En ese momento, solo hacíamos dos galas en el Teatro Principal y la gente las acogió con mucho cariño. La tercera edición se hizo durante las Ferias y Fiestas de San Pedro. De hecho, algunas de las galas las hicimos en el Castillo, con las dificultades que eso conlleva para los espectáculos por el aire. Siguió así hasta la octava edición. Pero no sabíamos si en realidad el festival tenía éxito porque estaba dentro del programa de fiestas de San Pedro o por sí mismo.

- Por eso decidieron arriesgar y cambiar de fecha.

-Exacto, como queríamos que tuviese entidad propia, en las novenas comenzamos a celebrarlas a principios de septiembre. La gente venía de vacaciones, los niños estaban a punto de comenzar la escuela... nos pareció una buena fecha. Además, en esa edición empezamos a hacer magia de calle que yo había visto en el Convent Garden de Londres.

- Y funcionó.

-Sí, pero he de confesar que había un temor. Teníamos miedo que la gente hiciese de menos a las Jornadas diciendo: "Oh, míralos, los pobrecitos magos están en la calle". Por aquel entonces, en España existía el concepto de que quien estaba en la calle, era un "sin techo". Sin embargo, ahora es uno de los principales pilares de las Jornadas.

- ¿Cuáles son los otros pilares?

-Además de las galas y las actuaciones en la calle, la magia solidaria. La magia solidaria nació en las décimas Jornadas gracias al comentario de una señora durante el verano en La Marina. Me preguntó: "Oye, Paulino, ¿cuándo son las Jornadas de Magia?". Yo le respondí que en septiembre y me dijo que era una pena, porque a su hijo lo iban a operar de rodilla, entonces se las iba a perder. Empezamos con hospitales y ahora también la hacemos en el centro de Alzhéimer, en Asprosub y residencias de ancianos.

- Y ahora también hay magia para bebés, en inglés, en los pueblos, una prolongación en Navidad...

-El festival tiene que ser vivo, una edición más no me vale. El mañana no lo tenemos garantizado, podemos desaparecer. Por eso tenemos que dar lo mejor de nosotros mismos en cada momento por respeto a los demás y por respeto a nosotros mismos.

- Parece que cuando hablamos de magia, la asociamos sobre todo a los niños. ¿Y el público adulto?

-Una de las cosas buenas que tiene la magia es que los espectáculos son para público familiar. En las fotos de las actuaciones de calle, por ejemplo, se aprecian niños, padres y abuelos. Y todos ellos ilusionados. Es como una paella. A unos les gusta más el pollo, a otros más el arroz y a otros más las gambas. Pero todos están disfrutando.

- Este año serán diez días de festival, casi el doble que el año anterior.

-Sí, van a ser diez días, cuatro más que el año pasado, del 7 al 16 de septiembre. Además, organizaremos un concurso de fotografía y para tres de los artistas que vienen será su primera actuación en España.

- Cuéntenos más novedades.

-Jonathan Barragán impartirá una jornada de magicoterapia a personas con alzhéimer y Juan Esteban Varela nos acercará su espectáculo "Magia en la oscuridad", dirigida tanto a invidentes como a personas que quieran participar con los ojos vendados en siete sesiones que se celebrarán en el Museo Etnográfico. El aforo es reducido y la gente ya se puede ir inscribiendo. En la Biblioteca Pública se habilitará un "punto de interés mágico" en el que se expondrá una selección de libros, películas y demás material relacionado con la magia. Además, el primer día habrá una charla de Ramón Mayrata, un destacado escritor muy unido a la magia que hablará del arte de la ilusión para el público profano.

- En general, ¿nos hace falta más ilusión?

-Sí, la ilusión es una cosa que siempre tienes que tener en la vida. Hay que ser feliz y hacer felices a los demás, es la máxima ilusión a la que todos aspiramos. Fundamentalmente estamos en el mundo para eso. Pero lo triste es que en muchas ocasiones para ser felices queremos coger la felicidad de a quien se le damos, cuando lo normal es que tú cojas la felicidad de otras experiencias. Muchas veces estamos equivocados, buscamos en el resto de la gente la felicidad y como tú no seas feliz... La ilusión va muy unida a la felicidad y hay que tenerlas para poder darlas.

- ¿Cuál ha sido el mejor momento de estos 25 años?

-Hay un momento muy emocionante que es... (balbucea con la voz quebrada). El Guinness World Record de 2013 con la aparición de 2.183 varitas mágicas en la plaza de la Catedral. Teníamos todas las papeletas para que no saliera bien. Son muy exigentes y de hecho tardaron nueve meses en darnos el certificado oficial. Pero ese momento de 2.183 personas haciendo aparecer una varita fue...