La denuncia por presunta estafa a la cuidadora de un anciano de 90 años que llegó a extraer 73.000 euros en cuatro meses de las cuentas bancarias de quien era su amigo ha sido archivada al considerar la juez que la mujer tenía "autorización" para manipular el dinero por el "poder notarial" que el hombre extendió a su nombre para permitirle efectuar cualquier operación financiera que estimara oportuna.

La magistrada basa su decisión en que la mujer, de iniciales A.A.P.S. -conocida de la familia del anciano y que se ofreció a cuidarle, para lo que se trasladó a su domicilio-, "aunque sea cierto que dispuso de ciertas cantidades de dinero", contaba con "el documento notarial que acredita que le autorizaba para efectuar operaciones bancarias".

La magistrada alude, asimismo en el auto de archivo, a las cantidades que le entregó el hombre "a modo de regalo o presente" como perfectamente legales, puesto que "no hay ningún indicio que contradiga" que no fue voluntad del hombre entregarle ese dinero por sus atenciones y cuidados. Así lo había relatado la cuidadora y el anciano dejó escrito de su puño y letra en algún documento. En uno de ellos indica que le regala 35.000 euros por sus desvelos durante los dos años de cuidados, durante los que vivieron juntos.

La cuidadora comenzó a extraer dinero en noviembre de 2016, un año antes de que su amigo falleciera, en cantidades de 1.000 euros, límite diario establecido por los distintos bancos al titular de las cuentas, si bien también llegó a utilizar cheques firmados por él para sacar 6.000 y 11.000 euros, extremos que la mujer no negó durante los interrogatorios ante la magistrada.

La mitad de los 73.000 euros fue extraída de los bancos con las claves de las cartillas, que el hombre facilitó voluntariamente a quien le cuidaba; la otra mitad, con cargo a cheques firmados por el hombre y gracias al poder notarial que este extendió a la mujer, con el que le permitía a realizar cualquier tipo de trámites en su nombre.

Cuando el hombre ya estaba muy enfermo, ingresado en el hospital, llega a llevarse otros 2.000 euros y solo deja de sacar dinero cuando el banco advierte al único hijo del anciano de que la mujer ha pretendido extraer 6.000 euros de la cuenta, aunque había hecho otras dos operaciones que sumaban otros dos de 6.000 y 11.000 euros. La entidad financiera le denegó la operación y la familia comienza a revisar los movimientos y constatan todas las disposiciones de dinero efectuadas. El hijo denuncia por estafa a la mujer, quien pudo aportar el poder notarial y los escritos que el anciano había redactado para darle dinero.