"Está enchufado mañana, tarde y noche a la botella, continuamente", comenta una de las vecinas del barrio de Pinilla. "A las 9 de la mañana ya está sentado en el bar con una litrona de cerveza", añade otra. "Es inteligente, buena gente y no se mete con nadie", según defienden los residentes del vecindario, pero la situación de insalubridad de la vivienda que habita en la calle San Gregorio de la capital ha sobrepasado los límites de los inquilinos de las casas contiguas.

Algunos miembros del barrio se refieren a él como "Diógenes" por la cantidad de suciedad acumulada en el interior de su vivienda y visible desde el exterior: excrementos humanos que desprenden un olor "nauseabuendo", medicamentos, papeles y restos de alimentos tirados por el suelo, pienso para gatos y ropa amontonada. Sin embargo, la mayoría de ellos coinciden en señalar en que más que la desdicha de este síndrome que afecta sobre todo a personas mayores, el sujeto en cuestión de 54 años sufre un grave problema de alcoholismo.

El duelo por el fallecimiento de su madre y una ruptura sentimental son los principales argumentos esgrimidos por quienes le conocen para justificar su delicado estado actual. No obstante, los vecinos más cercanos arguyen que la situación no es nueva, sino que se remonta a años atrás, de ahí su hartazgo.

Si bien es cierto que hasta la fecha no había causado ningún incidente reseñable, un reciente conato de incendio en un colchón que precisó la intervención de los Bomberos y la Policía Municipal ha supuesto la gota que ha colmado el vaso. "Prendió fuego en casa y todos los vecinos estuvimos superasustados porque no podíamos respirar, pensamos que se estaban quemando nuestras casas, fue un momento de pánico", escribe una lectora, hastiada de la situación. "No podemos tender la ropa ni salir al patio del olor que tenemos, nos entran ratas y cucarachas para casa, nos comen las moscas". A su juicio, el afectado posee "problemas de toxicomanía", una adicción "que le lleva a vivir en unas condiciones infrahumanas, sin agua ni luz, con todo lleno de basura y haciendo sus necesidades en la entrada de la casa (...) El otro día tuvimos que tirar de mangueras, amoniaco y productos especiales porque le corrían las cucarachas por la fachada", relata con pesadumbre.

Durante el pasado verano, miembros de una familia portuguesa limpiaron el interior y sacaron basura y distintos enseres de la vivienda, pero tras el paso de un año, la suciedad ha vuelto a apoderarse de la pequeña morada desde donde se desprende la pestilencia sobre todo en días de calor.

Una situación insostenible que ya ha sido puesta en conocimiento de sus familiares y del Ayuntamiento de Zamora en busca de una solución. Tal y como ratifican desde la concejalía de Salud Pública, el caso ya está bajo la supervisión de los técnicos del área, quienes en primera instancia han solicitado la limpieza del inmueble a sus propietarios, parientes del inquilino.

Por otro lado, desde el área de Bienestar Social se muestran cautelosos ante la determinación o no de un posible caso de síndrome de Diógenes que precise de su intervención: "Llegan muchas quejas de acumulación de enseres y corresponde a un forense decidir si se trata o no de síndrome de Diógenes. En todo caso, es información protegida y no podemos facilitar datos", explican.