Siguiendo las huellas de María, madre de Jesús, cientos de devotos se acercaron ayer a la iglesia conventual del Corpus Christi para asistir a la solemne eucaristía de acción de gracias oficiada desde las doce del mediodía en honor a la Virgen del Tránsito que da nombre al templo románico. Tras la ceremonia, los feligreses fueron fieles a la tradicional veneración de la sandalia con el beso al calzado de la singular imagen, custodiada desde hace siglos por las religiosas Clarisas Descalzas.

Un rito ancestral que se repitió en horario vespertino y que puso fin a los actos celebrados en torno a la advocación mariana en el novenario iniciado el pasado 6 de agosto con el rezo del rosario, el oficio de la eucaristía y el canto de la salve y que el pasado miércoles, festividad de la Asunción, tuvieron su continuación en el templo conventual.