Paula Requejo Marchán acaba de publicar su segundo libro titulado "Tras la telaraña".

-¿Cómo surge la novela?

-Se trata de un proyecto hecho en equipo. La base del libro fue un sueño de mi marido porque yo estaba enfrascada en la escritura de algo distinto. Un buen día al despertarse me dijo que tenía que tomar nota de lo había soñado. Me lo fue contando y la historia tenía su miga. Poco a poco fui desarrollando una trama a partir de esas referencias.

-Muchos detalles que aparecen en el libro pueden ser hecho reales. ¿Se basa en la realidad?

-No, en todos los pueblos han pasado siempre cosas. Unas han salido a la luz pública y otras permanecen ocultas en el ámbito familiar. Todo lo que aparece en el libro es imaginado si hay alguna coincidencia es puro azar.

-Crea unos personajes femeninos que tienen mucha importancia en la historia.

-Sí, le he dado mucha importancia a las mujeres luchadoras y fuertes porque muchas veces las historias las cuentan los personajes masculinos y las víctimas son ellas. Aunque mi libro sea una fantasía, la realidad es que las mujeres siempre estamos ahí y queremos ser algo más, queremos progresar como le sucede al personaje de Josefa que quiere seguir siendo doña Josefa, la señora Santos, aunque siempre esté detrás del marido por cómo era la sociedad de ese momento, y quiere seguir manejando. He trabajado mucho durante un año para que todos los cabos estuvieran atados y que no se descubriera nada hasta el final.

-A la hora de definir los personajes ¿Se va basado en gente conocida?

-No. Para detalles sobre la convivencia diaria me ha fundamentado en mis conocimientos y en mis fuentes más cercanas. Por ejemplo, en un momento de la novela cuento que llega la primera máquina al pueblo y esas vivencias si han existido o bien cuando en los años 80 el personaje de Martín llega al pueblo, pues tuve que averiguar cuáles eran los coches más frecuentes en la época.

-La novela la ubica en una población inventada, pero que guarda cierta relación con los Arribes.

-Sí, siempre han estado en mi cabeza, aunque en ningún momento empleo un topónimo para situar al lector en Sayago. Yo me he inventado el pueblo de Camposeco y en él he volcado todo mi conocimiento sobre el medio rural. Mi padre es de Videmala, mi madre de Donadillo y mi abuela, de Mahíde. En mi adolescencia yo iba de vacaciones a casa de mis abuelos. Opté por Sayago porque Sanabria se asocia a agua y a naturaleza, mientras que al pensar en los Arribes piensas más en piedra o un clima más seco. Además, su orografía se presta más a los acontecimientos que suceden.

-Utiliza muchas palabras vinculadas al habla zamorano.

-Lo he cuidado mucho e incluso he utilizado algunas palabras ahora en desuso, aunque no he querido abusar para que la novela sea comprendida con facilidad.

-La trama es trepidante ¿ha pensado continuar la historia?

-Pensé continuar con el personaje de Teresa, pero finalmente he descarto seguir por el momento con ella porque estaba muy metida en esos personajes. Durante un año he estado escribiendo y luego comenzó el proceso de edición.

-¿Qué le mueve a que sea autoedición?

-Estuve durante cuatro meses enviando la novela a muchas editoriales. Incluso barajé remitirlo a algún concurso, pero un certamen te limita. Tienes que esperar un tiempo hasta que sale el fallo y durante ese período no puedes publicarlo. Además, he estado buscando agente literario, algo que no es tan fácil. Como ya tenía la experiencia de haber llevado mi anterior libro a una imprenta, opté por la autoedición.

-Cada capítulo tiene un título que guarda relacionado con la trama.

-Es una manera de dar pistas sobre el avance de cada capítulo. La obra tiene un final que yo inicialmente no me esperaba. La idea de ese final surgió en una cafetería cuando mi marido y yo estábamos hablando de la trama y él me sugirió que qué sucedería si la mala no lo fuera finalmente tanto. Cuando leo un libro o veo una película quiero que el final me proporcione todas las explicaciones.

-Los capítulos son bastante cortos. ¿Adrede?

-Es mi manera de escribir. Incluso añadí muchas cosas para ralentizar la historia. En el texto que estoy escribiendo ahora lo estoy teniendo en cuenta.

-¿Sobre qué versa?

-Una palabra, esquizofrenia. Creo que tendrá dosis de intriga y estará ambientado nuevamente en el medio rural. Mi escenario vuelve a ser Camposeco. Vuelvo a situar a los personajes en ese ambiente que me apasiona y porque me es muy fácil plasmar la luz, los olores, la lluvia?