"El fuerte despoblamiento y envejecimiento, sobre todo en las áreas rurales de interior, han forzado el abandono de las actividades agrarias tradicionales", situación "acelerada por las nefastas políticas de desarrollo rural, que han demostrado no ser efectivas para fijar población y generar empleo". Esta es una de las principales causas, según el colectivo ecologista WWF España, a las que hay que acudir para explicar el hecho de que el noroeste español sea la zona del país que más incendios registra. Despoblación y peligro de incendio están, por tanto y según este estudio, muy relacionados.

El informe, al que ha tenido acceso este diario, señala específicamente a Zamora e indica que "el futuro demográfico es muy negro y aboca a la muerte natural del territorio. De hecho, si se superpusiera el mapa de las zonas quemadas en los últimos años con el mapa de las zonas que más se han despoblado, se comprobaría que coinciden casi al cien por cien. Sin embargo, esta tragedia, que se arrastra desde hace décadas, lo único que despierta es indiferencia política y colectiva", lamenta el colectivo ecologista.

El estudio, centrado en el noroeste de la península ibérica, apunta hacia "la existencia de graves conflictos sociales y económicos que continúan sin ser resueltos desde hace décadas", como motivo por el que podrían producirse los grandes incendios de los último años "casi siempre en las mismas zonas".

Así, casi el 65 por ciento de los incendios se producen en el noroeste peninsular, noroeste ibérico aún más, donde hasta en el 99 por ciento de los siniestros está detrás la mano del ser humano. Además, durante 2017 el número de grandes incendios se incrementó casi en un 200 por ciento respecto a la media de los últimos diez años.

Entre las principales razones para considerar que el noroeste de la península es "un territorio inflamable", WWF se refiere a la "existencia de aldeas en peligro de extinción", lo que conlleva que las zonas quemadas en los últimos años coinciden casi por completo con las zonas que más se han despoblado.

A ello se sumaría el abandono forestal, el abandono agrario, el caos territorial que se produce en provincias como León o Zamora, "con un particular sistema de organización tradicional de la población" y las condiciones bioclimáticas, que hacen que los inviernos sean húmedos, lo que supone que la vegetación crezca muy rápidamente y "haya mucho combustible disponible".

Unas causas que llevan a la organización a hablar de "una nueva generación de incendios", a la que se refieren como "superincendios", que se producen en su mayoría fuera de los meses de alto riesgo de incendio, ya que el 55 por ciento de los nuevos incendios se produjo en octubre. Unos incendios "más virulentos" debido a su "fácil y extrema" propagación.

Por ello, se requiere, tal y como señala el informe, una nueva estrategia contra ellos, que se debe basar en la prevención. "Los grandes incendios no se apagan con agua, sino con planificación territorial y desarrollo rural; es preciso darle un futuro económico, ambiental y demográfico a las áreas que desde hace años se queman".

El informe pone el acento en el año 2017, uno de los más virulentos en toda la zona, con fuegos en Galicia, Asturias, Portugal y también en Zamora. En la provincia aún se recuerdan los fuegos de Fermoselle y de Sanabria, ambos el año pasado. Este ejercicio, con motivo de las lluvias que han caído, destaca por ser, de momento, uno de los mejores en este sentido.