Más de 6.100 personas han visitado por el momento en la Casa del Sol la exposición "Un moderno entre los antiguos", muchos de ellos turistas franceses dado que Baltasar Lobo es un escultor conocido en el país galo, donde desarrolló su carrera profesional, tras exiliarse en el año 1939. En este sentido la directora del Museo Nacional de Escultura apunta que "si somos justos con su biografía es un escultor parisino", ya que su madurez profesional la logra en la postguerra de la II Guerra Mundial, "aunque para él su tierra era muy importante y nunca renunció a su nacionalidad ni se olvidó de sus orígenes. Su biografía artística es la de un artista cosmopolita formado en París".

Además, la muestra supone la primera incursión del escultor zamorano en este museo nacional radicado en Valladolid y conlleva dar visibilidad a un artista del siglo XX insuficientemente conocido. "A pesar de que se han hecho buenas exposiciones sobre él, su obra todavía no está suficientemente difundida. Es fundamental que su creación, que es muy buena e interesante, salga de los sótanos del Museo de Zamora y que el público la pueda disfrutar. No sé si en un formato de museo propio o cómo, pero es necesario que su obra se haga pública", remarca María Bolaños quien confiesa: "Yo llegué al mundo de la escultura a través Lobo. Yo aprendí a entender la escultura estudiándole".

"Un moderno entre los antiguos" coincide temporalmente con el vigésimo quinto aniversario del fallecimiento del escultor, conmemoración que tiene lugar a principios de septiembre. Desde el Museo Nacional de Escultura aprovecharán la efeméride para llevar a cabo una serie de actividades. Además, desde el centro cultural no cierran las puertas a una itinerancia de la propuesta que está planteada y diseñada para el marco de la Casa del Sol y que concluirá a finales de octubre. No obstante, el movimiento conllevaría "un replanteamiento del discurso".

La exhibición de esta selección de obras de todas las épocas del escultor implica el regreso de Baltasar Lobo a la ciudad donde un joven muchacho de Cerecinos de Campos tuvo su primer contacto serio con la escultura y donde despertó su vocación por el oficio. En la ciudad del Pisuerga un adolescente Lobo ingresó en el taller del escultor Ramón Núñez como aprendiz para posteriormente inscribirse en la escuela de Artes y Oficios que, en el primer tercio del siglo XX, estaba situado al lado de lo que era el Museo Nacional Escultura. A mayores, el artista zamorano en entrevistas ha contado que por aquel entonces "discutía con alguno de sus compañeros y hablaban de Juan de Juni, de Berruguete... para él el Museo Nacional de Escultura fue el primer contacto con los grandes maestros de la escultura", comparte Bolaños.

La exposición en Valladolid representa también la segunda salida en menos un año que realiza parte del legado del artista a salas de exposiciones ubicadas en la comunidad autónoma. Así el pasado invierno el centro cultural Cordón de Burgos reunió 70 creaciones en "Escultura en plenitud", una puesta al día y una nueva lectura de la producción de Lobo, donde hasta pudo hasta descubrirse dibujos realizados en los años 30, prácticamente los únicos testimonios que se conservan su hacer en su etapa en España.