Christoph Strieder es, probablemente, el concejal con más ocupaciones del Ayuntamiento de Zamora. Y eso, teniendo en cuenta que hace unos diez meses cesó en sus funciones de encargado del diálogo con los barrios. Entre sus responsabilidades figuran Comercio y Turismo, la de cal y la de arena. Es en el apartado comercial donde su labor está siendo más criticada, con conflictos abiertos como el mercadillo de los martes, el rastro-trueque o la crisis de espacios tradicionales como San Torcuato y Santa Clara. En Turismo tampoco está exento de críticas, aunque los últimos datos refuerzan su gestión: Zamora alcanza los datos de visitantes de las Edades del Hombre en el año 2001.

-¿Ha sido un descanso dejar la Concejalía de Barrios?

-Aquello fue un poco como la rana y el escorpión. Uno tiene su naturaleza y la mía es implicarme al máximo, aunque pueda salir mal. Personalmente, creo que liberarme de esas funciones fue una decisión inteligente del alcalde y del grupo de Izquierda Unida. Sigo ayudando en lo que haga falta y sigo teniendo contacto con los vecinos. Al menos, con algunos.

-En materia de Comercio, usted tiene muchos frentes abiertos. Por ejemplo, el mercadillo de los martes, para cuya ordenanza se han registrado multitud de alegaciones. ¿No es eso una señal de que el lugar es inadecuado?

-Da igual dónde pensemos en poner el mercadillo, porque siempre va a haber alegaciones. Sí que es verdad que acaba de terminar el plazo y tenemos bastantes. Ahora es momento de valorarlas con todas las concejalías implicadas y ver cuáles de ellas podemos incluir en la ordenanza.

-Valorémoslas aquí y por partes: el malestar de los constructores.

-La vida de una ciudad no puede depender de posibles proyectos de obras. Uno visita el Alto de los Curas y ve solares sin segar, medio abandonados y sin intención de construir. Evidentemente, si una promotora tiene un proyecto, veríamos cómo lo podríamos solucionar. Pero es que ahora no hay nada concreto. Solares vacíos hay en toda la ciudad y no podemos tener a una capital parada por las mínimas posibilidades de que se llegue a construir algo.

-El Partido Popular cuestiona que haya espacio para vehículos de emergencias.

-El paso de este tipo de vehículos es fundamental y antes de estrenar nuevas ubicaciones, se hacen pruebas físicas sobre el terreno. En todas las calles del mercadillo y en el camino de Las Claras cabe una ambulancia y ahí está el Plan de Urbanismo para corroborarlo. No hay problemas. También tenemos que hacer un plan de evacuación por si hay accidentes o incendios. Los bomberos sabrán cómo intervenir, dónde dejar los camiones y de dónde sacar el agua. Lo haremos.

-Los vecinos de Siglo XXI lamentan el cierre de su paso hacia el hospital.

-Estamos hablando de una mañana a la semana. Sí, se les cierra ese camino, pero veremos cómo lo podemos solucionar.

-El mercado ecológico también está en entredicho porque usted levantó un reparo del técnico sobre doce productores. ¿Por qué lo hizo?

-Eso es un tema solucionado y que no tiene ninguna base. Llevamos más de dos años con este mercado y la gente que participa tiene los papeles en regla. Todo está regulado y nunca se ha puesto en peligro la salud de la gente. Además, los propios productores se conocen entre ellos y saben quién tiene y quién no tiene los papeles, por lo que no permitirían participar a alguien ajeno dado que perjudicaría a todos.

-Pero si el técnico recomendó expulsar a doce productores por no presentar los papeles, ¿por qué revocó ese requerimiento?

-Yo firmé eso por una razón bien clara. Nosotros trabajamos a diario con permisos de todo tipo para cualquier actividad en vía pública. A menudo, a la gente se le traspapela un documento a pesar de tenerlo, como puede ser el recibo de un seguro. Y no les denegamos el permiso, sino que les decimos que lo tengan a mano para cuando vaya la Policía Municipal a pasar la inspección. En caso de no tenerlo, naturalmente se les desmonta el puesto. Pues lo mismo ocurre con el mercado ecológico. Que falte un papel no es razón para decirles que no participen.

-La oposición critica a menudo el rastro-trueque de Viriato. Mala imagen, no pagan impuestos... ¿Qué defensa tiene sobre este asunto?

-Sinceramente, nunca he visto a un concejal de Ciudadanos ni por supuesto del Partido Popular en el rastro-trueque. La defensa es sencilla: es un asunto social, una actividad de los vecinos y un proceso que se puede calificar como lúdico-social. Promueve el reciclaje y siempre hay alguien a quien le interesa algo que a ti te sobra. En todas las ciudades grandes de Europa hay rastro-trueque. Ojo, no mercadillo, eso sería más como el rastro de Madrid, donde la gente es vendedora, paga sus impuestos y están dados de alta. En Zamora hacemos algo en lo que todo el mundo puede participar, no hay ninguna norma y a la gente le gusta. El éxito que tiene el rastro-trueque es su mejor defensa y nos da la razón.

-¿Y es la plaza de Viriato, centro neurálgico del turismo, el mejor lugar?

-Eso se dice mucho, que si no es buena imagen para el turismo, que si el Parador... Me da la impresión de que se relaciona rastro-trueque como sinónimo de pobreza y no es así. Los turistas se acercan, buscan y se llevan cosas. Mucha de esa gente es coleccionista y allí pueden encontrar piezas para llevarse a sus casas.

-¿Qué hay del Mercado de Abastos? Tres años y no termina de avanzar.

-En el aspecto puramente técnico, podemos decir que queda muy poco para sacar a licitación la redacción del proyecto. De manera paralela, comenzaremos con la renovación de las licencias tanto para los que ya están como para los que quieran entrar nuevos. Recogeremos las peticiones de cada uno de ellos y en la fase del proyecto arquitectónico incluiremos sus necesidades, como puede ser habilitar salas de despiece, mayor o menor tamaños de los puestos, requerimientos de refrigeración...

-¿Y en cuanto al modelo?

-Eso lo tenemos perfectamente definido. Lo que buscamos es modernizar un mercado que estructuralmente es tradicional. Hay que modernizar la infraestructura, las zonas de frío y de calor, la iluminación y también la gestión. Debemos hacer entender a los industriales que vivimos una situación diferente a la de hace 30 años. Hoy en día hay muchos competidores y deben ofrecer algo diferente. También cambiar los horarios y apostar por la gastronomía. Quizá incluir un bar en el centro del espacio. No lo sé... Hay que experimentar.

-¿Queda descartada, por tanto, la idea de hacer un mercado "gourmet"?

-Ese no es un modelo para Zamora, porque aquí tenemos nuestros bares y no existe tanta afluencia de público como en el Mercado de La Boquería de Barcelona o el Mercado de San Miguel de Madrid. Zamora tiene su ritmo y no podemos permitirnos crear un nuevo mercado "gourmet" con la mitad de puestos cerrados, porque no sería algo muy prometedor.

-La capital sufre desde hace años una crisis comercial que amenaza con extinguir a los pequeños propietarios. ¿Qué puede hacer el Ayuntamiento por ellos?

-Es la pregunta que nos hacemos cada día, aunque hay que contextualizar. Si cierra el pequeño comercio es fruto de una política europea que se ha apropiado el Partido Popular, que asume Ciudadanos y de la que el PSOE no está tan lejos. Ellos promueven las grandes cadenas y las grandes superficies que cambian toda una región. Se les facilitan licencias, como en el gran centro comercial de Valladolid, asegurando que son zonas de gran afluencia turística. ¿Esa es la base de una licencia comercial? Son decisiones políticas devastadoras para ciudades como Zamora.

-Es cierto que en Santa Clara se instalan grandes franquicias sustituyendo a pequeños comercios. Pero en San Torcuato se cierra y punto.

-Eso es un tema muy grave sobre el que hay que hablar claro. Los propietarios de los espacios comerciales están pidiendo alquileres excesivamente altos y así resulta imposible que un empresario zamorano abra. Ellos quieren que venga una franquicia a que les pague lo que piden, pero eso tarda años. Y lo que tenemos mientras tanto son locales vacíos y abandonados, porque además no cumplen con su responsabilidad de mantenerlos.

-¿Y entonces qué soluciones hay?

-Por una parte, debemos arreglar el asunto de las licencias, que ya es insostenible. Deberíamos funcionar en cuestión de días en este asunto. Pero también hay que decir que esa no es la solución a todos los problemas del comercio tradicional. Al Ayuntamiento no le preguntan si quiere o no quiere que se instalen grandes superficies comerciales. Yo puedo desarrollar, como máximo responsable de Comercio, una política según la idea que yo tenga, pero es que no soy amo en mi propia casa. Eso es la Ley de Competencia.

-Cambiemos de tercio. Los últimos datos de turismo dan una cifra de visitantes igual a la de las Edades del Hombre en 2001.

-Eso es que algo estamos haciendo bien. Cuando entré en esta concejalía, había medio metro de papeles amontonados con planes estratégicos, pero nada de acción. Y lo que nosotros hicimos fue ponernos manos a la obra. Hay líneas estratégicas como la promoción, la presencia en ferias y la apuesta por el río Duero más allá del románico que nos están dando frutos. Zamora no es solo románico, sino que es paisaje cultural. Interacción entre cultura y naturaleza, naturaleza marcada por la historia de la ciudad. Esa es la clave.

-El AVE ayuda, ¿no?

-Por supuesto. El AVE y una tendencia general de que el interior, a día de hoy, tiene éxito.

-¿Ha mejorado la relación con el Patronato de Turismo?

-La verdad es que sí. La relación con el diputado está bien, nos reunimos con frecuencia y trazamos líneas. También digo que si fuera yo el diputado de Turismo y me encargara del Patronato, lo haría de una manera totalmente diferente. Planificación común, política turística coordinada... Ahora cada uno hacemos nuestras cosas y no es así.

-¿Volverá las listas de Izquierda Unida?

-Han sido tres años de mucho trabajo y aún nos quedan unos meses. Es verdad que cuatro años es poco tiempo, necesitaríamos ocho. Si IU decide que puedo tener una plaza en la lista, no podría decir que no. Pero creo que lo dejaría un poco abierto.