Cuando finalice el 56º. Congreso Nacional Belenista el próximo 14 de octubre, las agrupaciones participantes se llevarán un recuerdo del evento. Será un pequeño Niño Jesús de cerámica, que representará las vivencias cosechadas en la ciudad durante varios días, tras el encuentro organizado por La Morana. Pero, quien no lea esta historia, no sabrá más de la miniatura, ni imaginará que se trata de una réplica exacta de la imagen que recibe culto en la Catedral de Zamora, fruto de un meticuloso proceso de digitalización y transformación en tres dimensiones.

Quien mejor conoce los entresijos del proyecto es Miguel García, artista y conservador de obras de arte. La Morana se fijó en los ejemplos de digitalización que el restaurador había llevado a cabo ya con una Inmaculada de la Colegiata de Toro, promovida por la Fundación González Allende, y en un san Bartolomé, restaurado por la Universidad de Salamanca. "La filosofía de la digitalización de una obra de arte parte de la pregunta sobre qué más podemos obtener de una pieza, al margen de fotografiarla en alta resolución", explica Miguel García. Su colaboración con la firma salmantina Myme3D permite "escanear y hacer réplicas con distinta funcionalidad". En este caso, el objetivo final consistía en ofrecer a los participantes del congreso una réplica de recuerdo.

Pero, ¿de qué pieza? La Morana seleccionó el Niño Jesús de un Belén de la Catedral como original artístico. Concedido el permiso por el Cabildo, ahí arrancaría el proceso de digitalización. "En primer lugar, tuvimos en cuenta que la obra de arte, de unos 40 centímetros de largo, no podía sufrir ningún daño. La embalamos y, como contraprestación, realizamos ya en el taller una limpieza superficial", narra el restaurador.

Una vez limpio y preparado el protagonista de la escena, viene la parte más curiosa. El Niño Jesús sería el centro de todas las miradas, en el interior de una cúpula dotada con 64 cámaras "tipo Réflex". Un disparo sincronizado, a través de un programa informático, permitiría obtener una imagen con 64 fotogramas para construir una réplica digital tridimensional del Niño Jesús. "El diseñador 3D hace un último procesamiento para que el color sea exacto al original. En este caso, se puso especial cuidado en que la carnación fuera idéntica", narra el restaurador.

Imagen digital, sí, pero ¿qué se puede hacer con ella? El penúltimo paso consiste en convertir la réplica en un formato que pueda procesar una impresora 3D. En este caso, se trataba de una máquina "de adición", explican los responsables. La clave reside en que el aparato "aporta material, imprime por capas partículas de cerámica tipo gres pigmentadas", precisa Miguel García. El primer Niño Jesús obtenido de la impresora sería una réplica a mitad de tamaño, de unos veinte centímetros.

Pero claro, el acabado final no puede ser idéntico al original, la técnica de producción obviamente en distinta. Una pátina de cera acercará mucho más el aspecto al primigenio. Para Miguel García, lo más sorprendente del proceso reside en que transmite "todos los detalles volumétricos". No está mal para el cuaderno de campo de un restaurador que precisamente dedica su doctorado a investigar el uso de las nuevas tecnologías en el proceso creativo tradicional".