"Los alcaldes, sobre todo los de pequeñas localidades, no tenemos estudios, ni medios ni superiores, entre los que me incluyo. Solo conocemos la ley en sentido amplio". Así argumentó su inocencia el ya ex diputado de la institución provincial, Ángel Prada, para mostrar su desacuerdo con la sentencia de la Audiencia Provincial, conocida recientemente, por la que se le inhabilita para ocupar ningún cargo o empleo público durante siete años, al ser finalmente condenado por prevaricación administrativa. Según la sentencia, permitió que su hija ocupara una plaza como secretaria en Palacios y Rosinos cuando era funcionaria del Ayuntamiento de Galende, una incompatibilidad de la que era conocedor, según la justicia.

En el dictamen, la Audiencia explica que el alcalde es también el jefe de personal del ayuntamiento. "Como tal, tengo la obligación de conocer la normativa, ya que manifiesta que el no conocimiento de la ley no exime de su cumplimiento", apuntó. En este sentido, también quiso dejar claro que nunca había ejercido ese cargo y que desde 2003 había delegado esa misión en el teniente de alcalde.

Prada quiso comparecer ante los medios "porque no me escondo y nunca he tenido nada que ocultar" y para mostrar su rechazo a la decisión judicial de la Audiencia Provincial. "La labor de los magistrados entiendo que es difícil y si vieron intencionalidad yo nada puedo hacer. Recojo la sentencia, la acepto y apago la luz", apuntó con resignación.

"Todavía no se me ha notificado oficialmente la condena", remarcó Prada, quien ayer entregaba su acta de diputado, remarcando que los alcaldes de las pequeñas poblaciones "no estamos preparados para conocer todas las leyes".

Prada continuó con su defensa aludiendo a que consideraba esencial para cometer prevaricación "que haya una intencionalidad, una voluntariedad o, como dicen los juristas, dolo. Y que existe algo que se llama presunción de inocencia, donde el acusado no tiene que demostrar nada, como he tenido que hacer yo, sino que es la acusación la que tiene que demostrar la culpabilidad". En ese sentido, volvió a insistir en que él no había cometido "irregularidad ninguna, al menos de manera consciente y voluntaria".

A pesar de todo, Prada acepta esta sentencia y aseguró que se va "con la cabeza bien alta, para disfrutar de mi jubilación y de la familia", finalizó.