Compases tocados por un pianista en directo acompañaban a los espectadores mientras se iban acomodando en sus asientos en el antiguo centro cultural de Caja España. El murmullo de los presentes era casi imperceptible cuando el mago Julito Rapado, en su papel del recepcionista Mirilla, subió al escenario y dio la vuelta a un cartel donde hasta el momento podía leerse "cerrado" para, gracias su movimiento, pasar a figurar "abierto", un gesto secundado por una cerrada ovación de los asistentes al espectáculo "Ariakadabra", una de las novedades de la tercera edición del Festival Internacional de Ópera de Cámara LitlleOpera que en su deseo de acercar el bel canto a nuevos públicos ha incluido una propuesta que aúna magia y ópera en directo.

En los asientos de las dos plantas estaban tanto niños como adultos que no quisieron perderse la ocasión de asistir a una propuesta multidisciplinar creada para la ocasión por Paulino Gil, tras conocer la fusión de ópera y magia que llevaban a cabo los magos Brando y Silvana en el Teatro del Liceu de Barcelona.

El humor aderezó el espectáculo que tuvo como hilo conductor a la "musa inspiradora" que ayuda a los músicos, interpretada por la maga Silvana quien apareció en el escenario en un número donde de Brando y Paulino Gil hicieron desaparecer a Mirilla. La musa enlazó el espectáculo narrando episodios de la música en la que había colaborado, como con Mozart quien "estaba un día enredado entre pentagramas y le ayudé en "las bodas de Fígaro"", dijo lo que sirvió para conectar con la interpretación un fragmento de la ópera por parte de la soprano Laia Camps Farrés acompañada al piano por el divulgador musical y tenor Joan Martínez Colás. La cantante incluso colaboró con el número que realizó el mago Brando, quien ayer interpretaba el papel del señor Jojojo.

La ilusionista prosiguió aportando las claves del espectáculo. "Como si de una receta de cocina se tratase vamos a crear con mucha música, mucha voz, mucha magia y mucho humor", pronunció dando paso a Paulino Gil en el papel de Leonardo, quien provocó las risas de muchos de los presentes. Arias muy populares que firmaran compositores como Verdi o Puccini, entre otros autores, se sucedieron para deleite de los muchos melómanos asistentes.

El festival LittleOpera estrenó ayer un marco muy seductor, el patio de la Fundación Rei Afonso Henriques con la programación anoche de una ópera contemporánea con música y librero de Agustín Castilla-Ávila, un músico español residente en Salzburgo desde hace más de una década, que con sus cinco trabajo de ópera de cámara da luz al personaje de Katharina von Bora, quien colgó los hábitos para contraer matrimonio con Martin Lutero, "un personaje maltratado por la historia por el hecho de tener un género determinado", explicaba el autor a este medio días atrás.

En "La luterana", con montaje de Christa Hassfurther, tres son los intérpretes que intervinieron. Por un lado, la mezzosoprano Domenica Radlmaier, quien además de cantar tocó el órgano, el propio compositor, que utilizó tres guitarras eléctricas con una serie de objetos para conseguir un contraste en la instrumentación que se va necesitando, en tanto que el percusionista Juanjo Guilem utilizó múltiples objetos de percusión e incluso efectuó un dúo de guitarra.

El Festival Internacional de Ópera de Cámara concluye esta tarde en el Teatro Principal con una doble propuesta que dispondrá de subtítulos en castellano. Con Diego Carvajal como director de escena y como director musical y de orquesta al responsable de la Orquesta Filarmónica de España, Javier Corcuera, con un reparto integrado por la soprano Inés Ballesteros, la mezzosprano Anna Tonna, el bajo David Cervera y los barítonos José Miguel Baena y Fabio Barrutia, llega a partir de las 20.30 horas "A hand of bridge", del compositor norteamericano Samuel Barber quien a mitad del siglo XX creó una obra de corta duración, doce minutos, donde cuestiona la falta de valores de la sociedad a través de cuatro personajes. La segunda de las composiciones corresponde a "La cambiale di matrimonio", que escribió Rossini con tan solo 18 años y con la que el festival rinde su particular homenaje al compositor italiano con motivo de su 150 de su fallecimiento.