Conocer los asnos zamorano-leoneses, aprender a elaborar un queso, navegar en kayak por los Arribes del Duero, visitar el Monasterio de Moreruela, descubrir cómo funcionan los molinos de agua, visitar una bodega donde se elabora el vino o recolectar miel de los propios panales. Ese es el día a día de la decena de alumnos estadounidenses que este mes se encuentra en Zamora, residiendo en familias de acogida, para una mejor inmersión.

Un año más, Laura Mulas, profesora americana de español con raíces zamoranas, es la encargada de organizar este curso, de la mano de la Universidad Estatal de Oregón, aunque también hay participantes de otros puntos del país, como Washington o California. "En el grupo hay dos postgrados, una profesora de matemáticas que quiere aprender el idioma para poder comunicarse con algunos padres de sus alumnos o estudiantes con ascendencia mexicana", explica.

Una de las primeras palabras que han aprendido es "majo" para describir a los zamoranos que han conocido. "Consideran que son personas abiertas y amables", asegura su profesora, quien ha querido dar un nuevo aire a estos cursos que desarrolla cada verano en Zamora y centrarse más en esta edición en la provincia, visitando diferentes lugares como Almaraz de Duero, Granja de Moreruela, Santa Marta de Tera, Melgar, Fermoselle, Torres del Carrizal, Toro, Nuez de Aliste, Puebla de Sanabria, Sanzoles o Morales del Vino. "Les encanta acercarse a los pueblos, porque los que viven allí les abren sus puertas y les enseñan su huerto o su corral con mucha amabilidad", agradece Mulas, quien también tiene programadas visitas a otros lugares fuera de la provincia, como Segovia, Urueña, Tordesillas, Segovia, Salamanca o Braganza.

Visita al Etnográfico

Aparte de las visitas a los pueblos también han asistido en varias ocasiones al Museo Etnográfico de Castilla y León, donde la guía les ha detallado muchos de los elementos tradicionales que allí se encuentran. Así, conocen de primera mano desde los trajes tradicionales con sus ricos bordados hasta elementos del arte pastoril como cubiertos, flautas, zurrones, callados e incluso muebles de esa época. Material para los hogares, instrumentos musicales o ropajes que están guardados tras las vitrinas del museo y que dicen mucho de la tradición, cultura e historia que se han acercado a conocer. "El español les interesa muchísimo, pero allí suelen estudiar el que se habla en Latinoamérica, por lo que se sorprenden con muchas tradiciones de aquí, puesto que es muy distinta tanto el habla como la historia, las costumbres o incluso la comida, que allí es mucho más picante", compara.

En todas estas expediciones van acompañados de papel y bolígrafo -aunque algunos toman notas con su propio teléfono móvil- para no perder detalle de todo lo que le explican, puesto que este año tienen que finalizar este curso intensivo con la presentación de un trabajo con todo lo que han aprendido de las tradiciones de la provincia.

La aventura zamorana para gran parte de estos estudiantes americanos no finaliza con estas originales clases para aprender español, puesto que un grupo permanecerá también durante el mes de agosto para trabajar como voluntarios en Cruz Roja y el Centro Menesiano. Otra manera de aprender e integrarse.