Para Miguel Álvarez esta situación no favorece en absoluto a la hora de acabar con el alto grado de interinidad que existe en Castilla y León. "Si al final quedan desiertas las plazas, se cubrirán con personal interino, pero eso no significará una disminución del problema", argumenta. No hay que olvidar que desde Europa se instó a rebajar el número de interinos y por eso se decidió convocar una de las ofertas más amplias de los últimos años, "pero si las pruebas son tan difíciles que no se cubren y se tira de los interinos, esto puede convertirse en un pequeño subterfugio, porque un profesorado de plantilla, ya funcionario, está dentro del sistema, algo que no ocurre con los interinos. Con no llamarlos ya está, porque la plaza no existe", advierte.