Con el acordeón de fondo. Mucha comida y bebida. Y un montón de personas cantando el "cumpleaños feliz". Así se encontraba ayer una de las salas de la residencia El Niño Jesús, de Zamora, donde Teresa Ortiz Giraldo celebraba sus 109 años acompañada junto con sus familia, cuidadoras y compañeros de la residencia.

Una mujer de ordeno y mando. Así la califican sus familiares. "Siempre ha sido muy autoritaria y muy mandona", afirmaba su hija Pilar. Las cuidadoras que conviven con ella coinciden con estas declaraciones. "Ha sido un genio y figura, y lo sigue siendo. Todavía es muy temperamental", manifiesta una de ellas. Aunque, Teresa también es muy agradecida. "Cuando le das lo que quiere, te come a besos", continúa diciendo.

Esta mujer, también conocida como muy emprendedora, trabajaba de joven de labradora, en el campo, además de tirar para adelante de sus 4 hijos, junto a su marido. Ambos, muy unidos. Su esposo murió cuando tenia 59 años, y la tristeza de Teresa durante los primeros meses recorría su cuerpo. Pero, a pesar de eso, siempre ha sido una mujer fuerte, y ha podido con todo. "Mi padre era muy cariñoso. Con su muerte se la notaba muy triste porque estaban muy enamorados. Era un matrimonio muy unido", detalla una de sus hijas.

Cuando eran más pequeñas, vivían en el Caserío Limaré. Con la edad de 23 años de su hija mayor, Pilar, se vinieron a Zamora a trabajar en una huerta, en el polígono de Arenales. "Ahí vivimos hasta que cada uno hizo su vida", cuenta. Actualmente vive, ya hace 9 años, en la residencia El Niño Jesús, donde la cuidan como si fuera una más de la familia. "Aquí hay 16 personas y los tenemos a capricho. Tratamos a Teresa con mucho cuidado", informa una de las cuidadoras. A pesar de esa atención constante, y de tratarla como si fuera una más de la familia, sus parientes la visitan todos los días, para no olvidar que la familia es lo primero, y que están allí siempre, a su lado.

La salud de la zamorana más longeva de la capital es deseable. "Está demasiado bien para la edad que tiene", asegura Pilar. Sus enfermeras también coinciden en eso. "Tiene la cabeza muy bien amueblada", apuntan. Aunque, con 109 años no se puede pedir más, y es que este año está un poco peor que el anterior. "La semana pasada vine a verla, pero no me conocía", declara su nieta. Aunque, a pesar de eso, Teresa reacciona muy bien a las cosas, y se puede hablar perfectamente con ella, continúa diciendo. "Casi estoy yo peor de salud que ella, que tengo que tomar más medicamentos", dice, entre risas, su hija mayor, que durante toda la celebración ha permanecido sentada a su lado sin soltarla de la mano, al igual que el resto de sus familiares que han acudido a verla. Estos no han querido estar lejos de Teresa para hacerle el día mucho más feliz.