La proporción era bastante alta para regresar a casa con las manos vacías, puesto que tres de los diez finalistas de la segunda edición del concurso de diseño Antalia Decora -Alejandro Conde Herrero, Alba Salas Hernández y Tania María Sierra Henderson- eran alumnos de la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Zamora. Y en la gala de entrega de premios se corroboró que el talento zamorano tenía recompensa. Fue Alejandro quien subió a recoger el segundo premio del certamen, entre los aplausos de sus compañeras y dos de sus profesores, Amparo Fernández y Leo Pozo, quienes también les habían acompañado a Madrid.

"Mi reacción fue muy de sorpresa, porque para mí ya era todo un premio haber llegado hasta aquí", confiesa el ganador, quien acudía con el resto de sus compañeras a la jornada organizada en Madrid por Antalia con el objetivo principal de disfrutar de la experiencia. Hasta allí habían llegado tras imponerse a más de 300 personas que presentaron 159 proyectos de 43 centros de España y Portugal.

Intensa jornada

El viaje a la capital le reportó a todo el grupo un sinfín de experiencias que la organización del concurso había preparado para todos los finalistas. Así, tras una visita al Museo del Prado, donde realizaron un recorrido especial, centrado en el diseño de interiores de cuadros emblemáticos y cómo los pintores de otros siglos trabajaban la profundidad y los espacios, participaron en un concurso de cocina que ganó el grupo del zamorano. "Ahí ya comenzaron a comentar entre risas que podía ser una premonición, pero tengo que decir que este reconocimiento se lo debo a mi novia, que me ha enseñado a cocinar la receta de pollo con nata y champiñones que nos hizo ganadores", subraya el alumno de la Escuela de Arte de Zamora.

Para Conde, el jurado -que había seleccionado su proyecto por "la impecable utilización de los recursos funcionales y estéticos recogidos en las bases del concurso, creando un espacio donde la creación gastronómica y la socialización encuentran un marco donde fundirse de forma equilibrada"- optó por su propuesta de rehabilitación de un edificio del siglo XIX en un loft diáfano con diferentes estancias, porque "además de cumplir con sus pautas sobre materiales, logré una funcionalidad y que todo estuviera en conjunto en armonía", considera.

Con su cheque de 1.500 euros ya en el bolsillo -el premio monetario por el segundo puesto- reconoce que este tipo de galardones son esenciales para el currículo. "Lo enriquecen mucho. Además, ahora mismo el diseño se mueve mucho por redes sociales y que tu nombre aparezca en Internet junto a un premio de estas características hace que las empresas te localicen", razona. "Aunque es verdad que quizá en ciudades como Zamora funciona más el boca a boca, cuando te abres a más mercados, tener un galardón en un concurso hispano luso te posiciona en un buen lugar. Además, es todo un empujón para seguir avanzando y que se reconozca el potencial que hay en Zamora", añade.

Fin de grado

Tras este reconocimiento, y después de un merecido descanso en verano, este estudiante se centrará en su proyecto de fin de grado, ya que ha finalizado sus estudios de Diseño de Interiores. Será en febrero cuando entregue un trabajo que tiene al antiguo cine Barrueco como protagonista. "Se trata de la reconversión del edificio en un espacio con auditorio, sala de espectáculos y cafetería", adelanta, ilusionado, porque este tipo de proyectos "te dejan sacar las alas, es decir, hacer volar tu imaginación", explica con una sonrisa.

La elección del Barrueco no ha sido para nada casual. "Yo soy de Benavente y tengo grandes recuerdos de este cine cuando venía a la ciudad, me llamaba mucho la atención", asegura. Su trabajo, por tanto, se quiere convertir en su particular homenaje. "Ahora que se va a convertir en un bloque de pisos, quiero centrarme en este edificio emblemático para darle ese reconocimiento que se merece en el aspecto cultural que ya perdió", finaliza.