El escritor zamorano Mario Crespo ha publicado su quinto libro, una interesante novela que lleva por título "La casa de las alfombras".

-Todo libro tiene un inicio, un detonante. ¿Cuál fue en el caso de esta publicación?

-La lectura en una revista científica que hablaba sobre los problemas de infertilidad en el mundo actual que aportaba una estadística que dentro de cien años se iba a reducir la población en un tanto por ciento significativo con respecto. A mayores, en una página web leí que en un país de Sudamérica había nacido un niño con una malformación, una especie de lunar que crece y crece hasta hacerse gigante y termina por ocuparle toda la espalda. Al menor lo denominaban el niño tortuga. A partir de esas dos noticias me planteo un mundo futuro desolado en el que el hombre ha perdido prácticamente la capacidad de reproducción e inserto a este personaje del niño tortuga en la historia y a otro del que también tengo conocimiento a través de la lectura de informaciones, un niño que tiene costras en la piel que llaman hombre árbol. Estos personajes atípicos en un mundo atípico son las mimbres del que nace el relato.

-Un mundo futurista en el que se ha abandonado el medio rural, tal y como sucede en la actualidad.

-Al hacer una distopía sobre un mundo futuro también hay una especie de análisis de esa sociedad en un futuro indeterminado. En este mundo futuro los pueblos han sido abandonados a su suerte y las administraciones solo existen en las ciudades. El medio rural es un territorio salvaje sin policía ni servicios y la gente que habita en las urbes desconoce qué hay más allá. Es una exageración de un problema actual.

-También en la novela reflexiona sobre la importancia de la formación, el valor del trabajo de los docentes o de los bibliotecarios.

-Incluso hay reflexiones sobre los distintos modos de organización social, algo que sucede ahora mismo porque hay personas que viven en comunas fuera del sistema. También hay varias referencias a la importancia del libro como constructor y canalizador de la cultura y, por lo tanto, de la sabiduría.

-En esta novela rinde tributos a autores ya clásicos.

-Hay guiños al Quijote de Cervantes o a Kafka y esos seres singulares que no son como los de "La metamorfosis", pero los nombres los he tomado de este título.

-En el texto incluso alude a la desaparición del libro en papel...

-Se plantea la desaparición del libro en papel y la única existencia de la publicación en digital, pero en esos territorios salvajes de la novela todavía se ha seguido recopilando libros en papel. Es un panorama de no nos queda muy lejano porque cuando llegó el libro digital se decía que era el ocaso del de papel y sin embargo, no ha logrado consolidarse. Son dos formatos que conviven. El libro electrónico tiene éxito en tanto en cuanto la gente no paga por él. Tiene mucho pirateo, una práctica que, sin embargo, no se puede hacer con el papel lo que hace que la industria esté sobreviviendo.

-¿Qué quiere transmitir con la novela?

-Es una novela que habla de cómo actúa el ser humano ante situaciones desesperadas y donde se ve cómo reacciona y por otro lado, ahonda en la violencia como todo lo que queda de animal en el hombre cuando pierde la estabilidad emocional y afloran los instintos más básicos. Yo ya he publicado una serie de libros y creo que lo que hago tiene sentido si a alguien le transmito algo, le ayudo a reflexionar o simplemente le hago pasar un buen rato. Cuando te das cuenta de cómo funciona el mundo de la literatura, te conformas con las pequeñas cosas.

-En todas sus obras las estructuras están muy trabajadas. ¿Por qué?

-Efectivamente es así. La fase de concepción de la estructura y la fase de corrección me parecen fundamentales. Yo trabajo mucho la estructura porque son los cimientos de todo. En otros libros he optado por una estructura fragmentaria, mientras que en este volumen es lineal. Hago lo que me va pidiendo la trama.

-"La casa de las alfombras" ha visto la luz a través de una fórmula poco convencional en literatura. Explíquenos.

-La editorial Libros.com es pionera en la utilización de "crowdfunding". No es una forma de recaudar dinero, sino que brinda la posibilidad de que los lectores compren el libro por adelantado y permite al sello tener una solidez que otras independientes no tienen y por lo que cierran una tras cada día editorial pequeña. Nos acercamos cada vez más a un apocalipsis editorial fuera de lo que son los grandes editoriales.

-Pese a ese panorama poco halagüeño usted siempre ha apostado por sellos pequeños.

-Hago una literatura poco comercial y siempre he tenido mi idea sobre la literatura y he seguido hasta el final con mis planteamientos. Considero que esta literatura tiene un difícil encaje en editoriales que están más orientadas en productos comerciales que en obras atrevidas, vanguardistas u originales de alguna manera. Ser pionero es siempre difícil y en este caso en concreto recibí una oferta y tras mucho pensarlo decidí apostar por ella.

-¿Se ha arrepentido de apostar por el micromecenazgo?

-No, pero creo que no sea algo que vuelva a hacer. Es una obra que técnicamente es una novela breve, pero está construida con los elementos del cuento. La cooperación colectiva es una práctica que se viene haciendo mucho en el mundo de la música y que hace tiempo que se practica en Estados Unidos. Esta herramienta se está comenzado a utilizar en revistas literarias que están recibiendo muchos apoyos. Me pilló por sorpresa recibir el respaldo de tantos mecenas. Tengo un número de lectores pequeños, pero que invierten su tiempo y dinero en mis libros.

-El texto está construido con elementos propios del cuento. ¿Seguirá cultivando este género?

-Hace mucho tiempo que no escribo cuentos, pero nunca sabes qué va a pasar en un futuro.

-Aludía a su planteamiento de la literatura. ¿Cómo la concibe?

-Es un medio para acercarnos a la reflexión, pero también hay que tener presente que las personas que leen un libro lo hacen en su tiempo libre como manera de entretenimiento. Algunas emplean su tiempo en la lectura en vez de ir al cine o ver una película en Netflix. Las estructuras comerciales están un poco marcadas para que el lector se enganche capítulo a capítulo para que siga leyendo, lo que tiene una técnica aplicable a la hora de construir la narración. Sin embargo, yo no lo he planteado así sino como una libertad creativa que nunca hay que perder. Aunque en el mundo de la literatura, repasando su historia, está todo inventado siempre queda un margen para la innovación en tanto en cuanto el momento actual es distinto al pasado.

-¿En qué está enfrascado en estos momentos?

-Estoy sumergido desde hace dos años en la escritura de una novela larga y compleja. Ahora mismo estoy en la fase de corrección. Se trata de un viaje en coche por España de un matrimonio joven que, por circunstancias de la vida, ha sido desahuciado y tiene que sobrevivir cómo puede. Es un recorrido donde hay muchas reflexiones sobre nuestro país, su historia, sus peculiaridades y sus problemas sociales y políticos actuales. No tengo ninguna fecha para publicarlo. Ahora me doy márgenes largos, de cuatro o cinco años. entre libro y libro porque creo que no es bueno abrumar al lector con novelas anuales.