La provincia de Zamora pierde habitantes a pasos agigantados y las soluciones parecen difíciles de llevar a cabo. Así lo perciben los ciudadanos, cuya actitud es pesimista con respecto al futuro de la zona.

La falta de empleo y la despoblación, estrechamente relacionadas, son las cuestiones que más alarman a la población. Ambos aspectos provocan un estancamiento que a su vez bloquea el avance de la provincia. El futuro se presenta oscuro ante los ciudadanos mientras los jóvenes sigan emigrando y las posibilidades para quienes se quedan sean mínimas. Y es que el problema del desempleo está tan presente que algunos encuestados lo viven en primera persona. Es el caso de la zamorana Ausi Araujo.

Otra problemática es la falta de renovación generacional, puesto que el número de niños es cada vez menor y eso también afecta a profesionales como profesores o educadores, según apuntaba el maestro Luis Alberto de la Iglesia. Además, los jóvenes en muchos casos estudian fuera y nunca regresan definitivamente a la ciudad, con altas tasas de envejecimiento. "Solo hay que dar un paseo por la ciudad para ver que todas las tiendas y locales están cerrados porque no hay consumo", observaba el mismo encuestado.

Además, algunos habitantes señalaron la descompensación entre lo que ofrece la capital respecto a la calidad de vida y la belleza de la misma y el hecho de que su población se marche lejos en busca de un futuro. "Da pena que no haya empleo y que todo el mundo se marche de esta ciudad tan bonita", comentaba Mª Ángeles de Pedro.

La descoordinación institucional y la falta de actuaciones por parte de las administraciones, así como el exceso de burocracia, también preocupa a los zamoranos. De esta forma, hay algunas críticas con respecto al gasto en recursos que hace la propia administración para sí misma, "un gasto que podría destinarse a entidades, tanto públicas como privadas, que generen empleo", señaló Ángel Rebolloso Sánchez.

Casi todos los encuestados coinciden en la dificultad plantear soluciones, debido a la complicada situación de la provincia. Sin embargo, la mayoría de los zamoranos considera que es necesario que existan industrias que oferten empleos en aquellas zonas donde la población es mayoritariamente anciana, en lugar de propiciar la marcha de esos lugares.

Por otra parte, no todas las opiniones son optimistas el turismo, una de las principales actividades econónimas de la provincia. "Todo el mundo trabaja en el sector servicios pero si Zamora reduce su población, también reducirá este sector y al final el turismo no genera tanto empleo como debería", apuntó Luis Alberto de la Iglesia, quien añadió que "hay que incentivar la llegada de personas a la provincia". Otros observaron la posición privilegiada de la ciudad histórica y geográficamente, por lo que creen que deberían destinarse recursos a hacer atractivos los lugares.

De cara al futuro, la mayoría lo observa con incertidumbre. Si la situación no cambia, algunos predicen que la ciudad se convertirá en un lugar vacacional o de visita a los familiares en ciertas épocas del año, sobre todo si la población sigue concentrándose en las grandes urbes.