Su inconfundible estilo, su amplio imaginario, su renovación y su evolución y, sobre todo, la maestría con la que trabaja los más diversos materiales impregnan las 20 obras que conforman la primera muestra centrada únicamente en el arte sacro del artista José Luis Alonso Coomonte que ayer abrió sus puertas en el Museo Diocesano.

"Obra religiosa de Coomonte" representa un acercamiento a su creación sacra desde la juventud hasta la actualidad a través de dibujos, tanto antiguos como actuales; y de piezas de formato pequeño y grande efectuados en materiales tan diversos como piedra, madera, vidrio o metal cedidas por el propio artista y por templos diocesanos.

La producción del benaventano, que obtuvo la medalla de oro en escultura en la II Bienal de Arte Sacro celebrada en Salzburgo con el célebre Ostensorio que "otorgó modernidad al arte sacro hispano" y del que se puede contemplar un dibujo en cartón, el director del Museo Diocesano José Ángel Rivera la calificó de "abundante y compleja, inconfundible e inclasificable". El sacerdote tildó al creador como "uno de los más grandes artista que tenemos en Zamora" y argumentó que la muestra "es discreta, pero más que obligada".

La cruz, tema recurrente en el genial Coomonte, cobra gran protagonismo. El propio artista confesó que desde niño siente pasión por ella. "Las cruces para mí han sido una vorágine porque la cruz somos todos. En todos los sitios veo cruces y me encanta dibujarlas... es casi obsesivo". Entre las expuestas llaman la atención la dedicada al obispo Acuña, que hiciera en 1985 en hierro forjado y que pesa más de 40 kilos; una confeccionada en madera, hierro y vidrio hace seis años o la impresionante "Cruz de los ausentes, realizada en 2012 en madera envuelta en vendas, vidrio y metal que por sus dimensiones ha sido situada en el ábside de la iglesia de Santo Tomé. "Es un recuerdo a mis ausentes. Es una cruz caída, no ha de estar colgada, para que las lágrimas suban al cielo. Lágrimas que van a mis ausentes y que cada visitante que lo aplique a los suyos", describió.

El polifacético artista aseveró que "empiezo a estar cansado de los éxitos y los fracasos... pero eso son mi vida. La obra ha sido fundamental para seguir viviendo".

Del genial creador podrá verse hasta diciembre piezas aparentemente sencillas como palmatorias, un ambón, un sagrario o un candelero procedentes de varios templos de la capital, pues el artista efectúo numerosos objetos litúrgicos y para espacios celebrativos de la diócesis ente 1960 y 70, hasta una interesante Virgen en madera de 1956.

El artista, que a sus 86 años debido a la pérdida de vista ahora lo que más hace es dibujar, demandó museos. "En Zamora no estorban. Es una pena que todavía no tengamos uno para exponer las obras de las bienales de pintura y de escultura para fomentar el turismo cultural que todo el mundo desea".

Coomonte más que reconocible.