Desde que contactamos hace unos pocos años con el reverendo Narciso Jesús Lorenzo para solicitarle la celebración de La Misa Flamenca en la parroquia de San Juan hasta ahora han cambiado algunas cosas. Enseguida Narciso nos hizo saber que la celebración no dispondría de consagración y por lo tanto no sería misa. Se trataría de una aproximación a la eucaristía ilustrada con palos del flamenco. Cierto es que al principio nos sorprendió pero asumimos el reto. Ahora, después de las magnifica explicaciones proporcionadas por el párroco en el acto, tanto referentes al rito, como desde el punto de vista histórico sobre el devenir del sacrificio eucarístico, y las aportaciones de algunos padres de la iglesia y sus enseñanzas, nos parece un auténtico logro. Y el público, en general, encantado. Así pudo sentirse y manifestarse el pasado jueves sobre el venerable espacio sagrado del majestuoso templo de San Juan. No fue baladí que el encargado de ilustrar tan sacro asunto haya sido el espléndido cantaor y excelso guitarrista manchego Ricardo Fernández del Moral. De esta forma ilustró el introito por minera siguiendo los cánones de Pencho Cros. Enalteció celestialmente El Credo por peteneras, la primera de Medina el Viejo y la segunda de La Niña de Los Peines. Siguiendo nuevamente las sabias explicaciones del padre Narciso, en el Padre Nuestro, el genio de Daimiel, encara como nueva aportación al universal arte, media granaina, acompañada de su mágico toque, para desembocar en debla y toná grande a palo seco. Sin duda apoteósico. Siguen las explicaciones eclesiásticas por parte de Narciso hasta llegar al Cordero de Dios ensalzado por seguiriyas, momento sublime al resonar las formas del mayor de los Cagancho, Antonio, y dos más de Jerez en la línea del maestro de los Alcores. Llega el final con la oportuna oración a nuestra Virgen de La Soledad, eso sí antes Ricardo Fernández del Moral haría la despedida por alegrías. Público en píe. Público que sigue aplaudiendo por lo que el presidente peñista, Santiago García Martín, coge del brazo al gran Ricardo y se lo lleva al centro del altar. Siguen los aplausos y se piden vítores específicos para el párroco Narciso además de para nuestro zamorano de adopción Ricardo.

¡Ilustración de la Misa Flamenca para los anales!