Hace ahora treinta y dos años, en junio de 1986, un joven con los estudios recién terminados y con un año de experiencia en el Hospital Clínico de Valladolid fundaba, junto a su padre -trabajador del gremio-, Óptica Viñas. Un local pequeño, con los servicios propios de la época. Un negocio estrictamente familiar que alrededor de una época después se quedó pequeño. "Entonces quise intentar mejorar, llevar a cabo un proyecto diferente", explica Ángel Viñas, empresario de Ángel Óptico. Era 1994 y ese es el nacimiento del negocio actual, tal y como hoy lo conocen los zamoranos. La empresa recibirá el próximo jueves el premio Mercurio como mejor comercio del año gracias al veredicto de la Cámara de Comercio e Industria de Zamora.

"Emprendí esa aventura con mi mujer. Echábamos muchas horas, llegando a casa a las diez de la noche y trabajando desde muy temprano. El inicio fue complicado, muy duro, pero valió la pena. Mi profesión es, más que eso, una pasión, y eso me ha ayudado a lo largo de los años", apunta Viñas.

La empresa goza actualmente de muy buena salud y la tercera generación ya está más que consolidada con Sara, hija de Ángel Viñas. "Igual que me sucedió a mí con mi padre, que trabajaba como técnico de taller en una óptica de Zamora, mi hija se enamoró de esta profesión, estudió en Madrid, se ha formado y ahora trabaja con nosotros". La empresa, establecida ahora en Pablo Morillo, cuenta con una plantilla de nueve personas y ofrece servicios que escapan a las competencias de las ópticas tradicionales. Se trata de un espacio de unos 450 metros cuadrados donde se ofrece, entre otras cosas, control de la miopía o la terapia visual.

"Ahora mismo esto es el presente, pero también el futuro", reconoce Viñas. "Con el control de la miopía no vamos a poder eliminarla, pero sí frenarla y conseguir el menor riesgo de las patologías asociadas". La terapia visual, campo del que está a cargo Sara Viñas, se encarga de niños con dificultades en la visión que se traducen en dificultades en la lectura o escritura, por ejemplo.

Con la nueva tienda -donde la empresa se estableció tras más de dos décadas en la avenida de las Tres Cruces- se dio un salto "tan grande que tuvimos algún reparo, e incluso bastante miedo", reconoce el empresario ahora galardonado. "Teníamos la intención de hacer nuevos proyectos, como terapia visual u optometría. Cuando nos cambiamos la gente nos decía: "¿Cómo vais a abrir esta óptica tan grande en una ciudad como Zamora?" Es cierto que la nuestra es una ciudad pequeña, pero a nosotros siempre nos ha respondido bien, siempre hemos tenido el apoyo de los zamoranos. ¿Por qué Zamora no va a tener una óptica, una tienda de ropa u otro negocio que sea innovador? Lo hicimos con prudencia. Fue una inversión grande, pero estamos muy satisfechos", reconoce Ángel Viñas. "Mantenemos a los clientes de siempre y tenemos nuevos. Somos los mismos de siempre, con más variedad", zanja. En resumen: sueño cumplido. "Siempre quise tener esto. Cuando mis amigos y compañeros vienen me dicen: "al final lo has logrado"".

Viñas lanza además un mensaje de optimismo para el futuro de la provincia y de la capital zamorana. "La gente se queja mucho, y es cierto que Zamora ha ido decayendo, pero tiene futuro. Yo lanzo un mensaje de ánimo a todo el mundo, Zamora tiene futuro y a esta situación se le puede dar la vuelta. Desde fuera puede venir gente a ayudar, pero necesitan y algún impulso", apunta el empresario.