Si ayer estaba activado el aviso amarillo por tormentas en la provincia, mañana se volverá a encender la alerta, pero en esta ocasión por calor, ya que la temperatura se espera que se eleve hasta los 37 grados, tanto en la jornada dominical como la del lunes, con noches también muy calurosas, ya que los termómetros no bajarán, respectivamente, de los 18 y 20 grados. Para el martes y miércoles de la próxima semana las temperaturas seguirán altas, pero no tanto, con máximas de entre 33 y 34 grados y mínimas de 18 a 19.

La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) de Castilla y León presentó ayer sus previsiones para la temporada estival, y auguró hoy que el verano que se vivirá en Castilla y León será "normal", con temperaturas altas en general, posibilidad de que se produzcan algunas tormentas y un índice de precipitaciones habitual para la época del año que acaba de comenzar. Se deja así atrás una primavera que en la Comunidad que ha venido marcada por temperaturas máximas por debajo de lo normal y, sobre todo, un elevadísimo índice de precipitaciones, con el segundo valor de días lluviosos (48 días) más alto de los últimos cien años, tan solo por detrás del registrado en 1946.

La pluviometría de la primavera deja un balance positivo de precipitación en torno al 80% por encima de su promedio, lo que permite calificar la primavera como "muy húmeda o extremadamente húmeda", ya que la mayor parte de las estaciones meteorológicas contabilizaron precipitaciones de entre 233 y 336 litros por metro cuadrado.