En tan solo 24 horas Cruz Roja Zamora sería capaz de dar respuesta a la llegada de pasajeros del Aquarius. Pese a que la mitad de los 629 inmigrantes que viajaban en el buque ya ha manifestado su voluntad de irse a Francia, la organización humanitaria trabaja para realojar al resto de desplazados que quiera permanecer en territorio español, donde ciudades como Zamora les han abierto sus puertas.

Su desembarco el pasado domingo no solo activó un amplio operativo en el puerto de Valencia sino que también puso en marcha la ingente maquinaria interna de la entidad para gestionar su acogida en el resto del territorio. De ahí que la pasada semana Cruz Roja Castilla y León se interesara por la disponibilidad de los centros que posee en la región, como los seis existentes en Zamora. Y lo cierto es que a día de hoy la ciudad tan solo cuenta con una plaza libre de las treinta habilitadas. Una situación que, por otra parte, no es óbice para su posible llegada tal y como explica Clara Aurora García de Castro, responsable provincial del programa de acogida: "Si tuviéramos que abrir un centro de acogida de manera urgente, Zamora está preparada y en el equipo estamos preparados para poder abrir un centro de acogida en 24 horas", afirma.

Pese a que aún no han recibido ninguna confirmación oficial, desde la entidad se mantienen a la espera: "No sabemos todavía cifras, estamos esperando a que nos den notificación, sí creemos que van a distribuir por todo el territorio nacional y sí que van a venir familias a Castilla y León pero el dato concreto no lo sabemos".

En la actualidad, Cruz Roja Zamora cuenta con 29 usuarios en la primera fase de acogida temporal, 29 en la segunda etapa de integración y 5 en el último paso de autonomía. Números tras los que se esconden personas: "Esas cifras tienen rostro", recuerda el presidente de la institución José Manuel del Barrio. Con motivo del Día del Refugiado conmemorado ayer, Cruz Roja acercó a los ciudadanos el programa de acogida puesto en marcha en mayo de 2016 por el que en apenas dos años ya han pasado 108 solicitantes de asilo como Majad El Din Hamdam, quien ayer relató su testimonio. Este joven sirio de 26 años escapó por el Líbano de Zabadani, un popular destino turístico ahora reconvertido como consecuencia de la guerra en "una ciudad sin población, de terror y destrucción", según sus palabras. "No hay sitio para vivir, no hay nada, no hay colegios (...) Tiran bombas y no podemos hacer nada, ni trabajar ni buscar de comer", lamentaba. Allí regentaba una tienda de informática y ahora en Zamora trabaja en una conocida empresa cárnica de ovino, a cuyos dueños Quique y Mario se muestra muy agradecido.

En este sentido, Majad también quiso recordar el motivo de su llegada a la ciudad. "Tengo que resaltar que hemos venido aquí obligados por la guerra y por todo lo que está pasando en nuestro país, por la injusticia, la represión y los crímenes en contra de la humanidad. Aquí empezamos nuestra vida de cero pero esto es mejor que vivir en nuestro país". Una realidad distinta pero igual de dura que la de una pareja colombiana, desterrada de su tierra natal por las FARC que entre sollozos lamentaba la existencia de una crisis humanitaria a todos los niveles en la que "ya se han perdido hasta los valores".