Como Pedro por su casa. Y como si la casa fuera suya. Así se puede observar a las ocas paseando con absoluta normalidad, como si de un peatón más se tratara, por los caminos de la margen derecha de la ribera del Duero, integradas en el paisaje y con el paisanaje. Tanto es así, que se les puede ver saliendo al encuentro de los ciudadano y siguiéndoles el ritmo, como si de un animal de compañía se tratase. Sin embargo, esta especie tan simpática a simple vista puede mostrar su lado más salvaje en cuestión de segundos, como ocurre con cierta frecuencia cuando se les aproximan los perros que disfrutan de las caminatas de sus dueños. Tal es la pertinaz agresividad que muestran que alguno ha optado por soltar al can, aun a riesgo de que un policía municipal le imponga una multa.

La situación toma tintes de mayor riesgo cuando estas aves dirigen la fuerza de su pico hacia viandantes, como ya ha ocurrido, sin que por el momento haya tenido más consecuencias que el susto, explica uno de los afectados, un joven que este domingo paseaba con su novia para sacar alguna foto del Duero en la margen derecha, junto al Puente de Hierro, cuando se vio en medio del ataque inesperado de una oca. El zamorano pudo deshacerse del animal silvestre sin mayor dificultad gracias a sus buenos reflejos, pero advierte del riesgo "para niños o ancianos" con menos capacidad de reacción, "el animal es grande y agrede con cierta fuerza".

El testimonio de otra zamorana deja constancia de ese mal carácter de esta especie, ya popular entre los asiduos al Duero. Cuando se disponía a abrir la puerta de su coche junto al parque infantil de la Ronda del Degolladero un repentino ruido exagerado le obligó a mirar hacia abajo, "allí estaba la oca aleteando y chillando, me asusté mucho y entré en el coche rápido" para evitarla. Aunque las quejas no han llegado al Ayuntamiento de Zamora, el concejal socialista de Salud Pública, José Carlos Calzada, se ha puesto ya en marcha para prevenir, elaborando "un protocolo de actuación para que, si se produce alguna incidencia con las ocas, si se les detecta fuera de su hábitat, del río", Policía Municipal y bomberos acudan para capturarla". La institución local ha acordado con la granja escuela "Trillo" de Villaralbo, la acogida de ocas. Calzada se reunió ayer con el jefe del Servicio Municipal de Salud Pública, veterinario, para arbitrar una respuesta rápida. Al estar asentados en territorio municipal, la conservación de esta especie es competencia del Consistorio, aclara el edil.

Prohibido darles comida

El Ayuntamiento recuerda que está prohibido dar de comer a ocas y patos del Duero. Quien lo haga se arriesga a una sanción de acuerdo con la ordenanza. Y, además, se hace un flaco favor porque "los alimentos que les dan no son adecuados para este tipo de animales silvestres, incluido el pan", el más común. Es, precisamente, en busca de esa comida por lo que abandonan el agua y saltan a la orilla. En la actualidad, se desconoce el número de ocas que pueblan el Duero, puede rondar la veintena, apunta el concejal de Salud Pública, departamento desde el que "se iniciará un estudio para computar su número y elaborar un censo para controlar las colonias", al igual que con los patos. Las ocas, que se cree que llegaron al Duero porque alguien abandonó una pareja, crían dos veces al año, ahora lo están haciendo, aclara el concejal del PSOE, y "se muestran agresivas si interpretan que se invade su territorio".