El obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, mostró públicamente ayer su mayúsculo enfado ante la imposibilidad de realizar la celebración del Corpus Christi como en años anteriores con la adoración y bendición del Santísimo en la Plaza Mayor, ocupada desde el pasado jueves por la XXXIII edición de la Feria del Libro.

En su homilía indicó que "la hostia ha sido vilipendiada" por algún articulista en los medios de comunicación e incluso minutos ante de la conclusión de la misa en una Catedral llena de fieles, entre los que faltaba representantes de varias cofradías de Semana Santa, el prelado confesó: "El obispo está expectante con saber cómo el poder político va a reaccionar en la Semana Santa" y prosiguió que "el Lunes Santo, por ejemplo, en la procesión del Cristo Caído, o el Sábado Santo, en la procesión de la Soledad, porque a lo mejor los de los sellos quieren poner sus tiendas esos días", palabras que causaron gran revuelo entre los presentes y que fueron comentadas una vez realizada la bendición en el atrio de la seo.

En cuanto la procesión de este año, Martínez Sacristán recalcó que tiene lugar "de este otro modo" porque "nos imponen hacerlo de esta manera" al tiempo que agradeció, en varias ocasiones, la presencia de los niños de Primera Comunión, en una cifra sensiblemente menor que en años anteriores, en una celebración reducida a la solemne misa y posterior adoración y bendición del Santísimo en el atrio de la Catedral.

Gregorio Martínez Sacristán, a mayores, instó a las cofradías de Pasión, que "a veces no saben qué hacer con sus jóvenes", a guiarles hacia el voluntariado social. "Es una apuesta de muchos laicos que se implican personalmente". El obispo reclamó a los presidentes de las cofradías y hermandades de Semana Santa, y posteriormente a los colectivos de fieles, que "hagan un esfuerzo" y colaboren en esta línea, dado que a veces trabajan "en cosas que el obispo no le parece correcto y esto sí".

El prelado invitó a "cultivar un corazón compasivo y misericordioso" e instó a los "católicos zamoranos a colaborar y entregar su tiempo a Cáritas Diocesana". También se congratuló de que en una provincia "olvidada y despoblada tengamos una Cáritas floreciente".

Finalizada la misa, cientos de fieles abandonaron el templo con la incertidumbre de cómo se haría la posterior bendición. Tras unos minutos sin saber dónde tenía que situarse el público y los representes de los grupos de Iglesia, los estandartes de las asociaciones de fieles y de las cofradías de Gloria y de Semana Santa, menos que en años anteriores ya que no superan la veintena, hicieron un pasillo que enlazaba la Plaza de la Catedral con el atrio. Al disponerse todos eran más visibles las ausencias, entre las más destacadas las de las hermandades de Tercera Caída, Buena Muerte y Yacente, quizá a modo de protesta por el ultimátum episcopal que les obliga a admitir a las mujeres en sus filas en los próximos meses, aunque tampoco hay que pasar por alto el palpable malestar existente también en un sector de católicos por la decisión de suprimir la procesión y por la agria polémica creada con el Ayuntamiento de Zamora.

Las campanas del primer templo anunciaron a los varios cientos congregaron en la plaza de la Catedral la salida del Carro Triunfante. Los niños de Primera Comunión se dispusieron, por parejas, en dos filas en el interior del atrio y por este pasillo pasaron, hasta un altar situado en la puerta de acceso a la plaza, el estandarte de la Cofradía del Corpus y sus miembros, numerosos sacerdotes diocesanos y el Carro Triunfante a cuyo paso los menores, con gran entusiasmo, lanzaron pétalos.

Con la Custodia ya en el altar y los fieles agolpados en las proximidades de verjas para no perder detalle, el obispo de Zamora impartió la bendición con unas sencillas palabras. "Recibid la bendición del Santísimo Sacramento". Un mensaje al que siguió el movimiento de la Sagrada Forma para que todos los presentes la vieran y nuevamente su agradecimiento público por haber asistido.