La Feria del Libro cerró ayer sus puertas con un buen sabor de boca generalizado entre los libreros y editoriales presentes en la Plaza Mayor desde el pasado jueves cuando el etnógrafo Joaquín Díaz la abrió con su pregón.

"El balance resulta positivo por el acierto de apostar por la Plaza Mayor, como el año anterior. Es un punto magnífico y nos hemos sentido muy arropados por muchísima gente", indicó ayer el presidente de la Asociación Zamorana de Librerías, Azal, Luis González. El veterano librero atestiguó que "mucho público ha venido a mirar y luego acaba comprando e incluso asistentes a los conciertos, se dan una vuelta y compran algún libro". En este sentido amplía que "las ventas son mayores que en la tienda, pero no podemos hablar de un índice significativo".

Entre los títulos más demandados figuran por primera vez varios de los libros presentados en la muestra. Entre ellos se hallan "Los Caín", la primera novela del zamorano Enrique Llamas inspirada en la muerte de ciervos acaecida hace varios veranos en la Sierra de la Culebra, y la última propuesta de Mario Crespo, su cuarta novela titulada "La casa de las alfombras", una interesante propuesta futurista plagada de guiños al presente.

Sobre la posibilidad de plantear un programa donde las presentaciones sean en la propia feria, el representante del gremio de libreros argumenta: "Las presentaciones en la Plaza Mayor son complicadas. Probamos ya un año y no han funcionado porque el público tiene que estar callado para poder escuchar a un presentador y al autor hablar de su obra". No obstante, González tiene claro que "lo que se ha hecho este año lo intentaremos respetar o ampliar y tendremos que plantearnos el exceso de presentaciones (este año ha habido hasta tres actividades al mismo tiempo), pero también la feria es un pórtico para muchos autores y nos apena no poder cabida a todos". Respecto a la menor cifra de librerías en la Feria el presidente de gremio señaló tras una pequeña pausa. "Me queda el amargor de que cuando se celebró la primera edición de la Feria del Libro teníamos que tener cuidado porque te quedabas fuera de ella y siempre, como mínimo, estábamos diez o doce y ahora sin embargo nos vemos mal para que salga a flote".

Cuatro fueron ayer las propuestas programadas en la XXXIII edición. Así por la mañana los más pequeños disfrutaron, tras el pasacalles festivo del Corpus, de la actuación de Musikea, cuyos integrantes repasaron temas fundamentales de la historia de la música, mientras que por la tarde el protagonismo recayó en el escritor vallisoletano Gustavo Martín Garzo que desgranó, en la Biblioteca Pública, "La ofrenda", que nace del recuerdo de una vieja película de Jack Arnold que el autor vio de niño y que es una versión del mito de La Bella y la Bestia, que aquí es un ser acuático. Por su parte Miguel Barrero aproximó, en el Etnográfico, a "El rinoceronte y el poeta", una novela de fabulación donde juega con la identidad de Fernando Pessoa y la historia de Portugal. El grupo Refoyo y sus hijas, liderado por el creador David Refoyo, puso el punto y final conjugando poesía y música.