El azar quiso que los desprendimientos de la cornisa del Teatro Ramos Carrión, en el callejón de acceso al mirador, se produjera 20 minutos antes de que se procediera a abrir la verja que permite entrar a la parte trasera, lo que evitó daños personales, que sin duda habrían sido de importancia al tratarse de partes de la moldura con un peso de unos siete kilos, precipitados desde una altura de nueve metros, según pudo constatar este diario. Al tratarse de una zona cerrada al público y privada, será la Diputación Provincial la que tenga que elaborar un informe sobre el estado del inmueble y las medidas a tomar para fijar estos elementos ornamentales.

El suceso tuvo lugar hacia las 17.10 horas, lo que obligó a los bomberos del Ayuntamiento de Zamora a desplazarse hasta el edificio -cuyas obras de rehabilitación de 2015 superaron los 15 millones de euros-, que constataron los desprendimientos de la moldura de escayola que rodea la cornisa del inmueble, un adorno en forma de semicírculo ubicado entre la zona acristalada y la cancela de hierro que impide el paso a esta parte del recinto, sobre lo que elaborarán un informen técnico.