El próximo 9 de junio (20.00 horas), el teatro Ramos Carrión acoge el espectáculo "Palabra de mago", en el que el popular ilusionista Jorge Blass desarrollará "ilusiones y fantasías nunca antes vistas", entre ellas, una "comprada" por el mismísimo David Copperfield. A continuación, el propio Blass (Madrid, 1980) desgrana la nueva forma de hacer magia, metida de lleno en la era digital.

- ¿Su pasión por la magia nació en la niñez?

-A los seis años, recuerdo haber visto un programa que se llamaba "Magia potagia". Era el año 1986 y había un mago que era Arturo Ascanio, que hacía un truco con una carta, rompiéndola. Fue el primer impacto que recibí, tanto que cogí una baraja de mi padre y la destruí por completo. A los 12 años descubrí la escuela de Tamariz en Madrid, y eso me permitió aprender magia con artistas como Joaquín Navajas. Ahí comencé en la Sociedad Española de Ilusionismo, como una "secta", pero de las buenas.

- Una cosa es que se dedicara desde joven a la magia como hobby y otra muy distinta, como profesión, ¿cómo lo han visto desde su familia? ¿Le han apoyado?

-Desde adolescente me dediqué a ofrecer espectáculos en teatros, pubs y diferentes salas dentro y fuera de España. A los 18 comencé la carrera de Psicología en la Universidad Autónoma y comencé a viajar por todo el mundo, me dieron la "Varita de oro" en Montecarlo, luego viajé a Las Vegas y me dieron otro premio? Y esto acabó por convertirse en una profesión, en mi carrera.

- Es decir, que un mago estudia Psicología?

-La psicología tiene mucho que ver con la magia, también todo lo relacionado con la comunicación e incluso con la publicidad, a veces tenemos que hacer ver cosas que en realidad no son.

- Habla de magia y de ilusionismo indistintamente, ¿son sinónimos o existen matices?

-Son sinónimos. Es cierto que dentro de la magia hay algunos tipos distintos, como la más oscura o la videncia, mientras que el ilusionismo es una palabra más correcta, define lo que hacemos los magos. Es un juego de ingenio que atrapa al espectador y le propone un momento de ingenio que atrapa al espectador.

- Supongo que un ilusionista se dará por satisfecho cuando el espectador crea que lo que está viendo es real?

-Sobre todo, cuando el mago crea lo que llamamos "atmósfera mágica": el espectador se fascina con lo imposible, con algo que no tiene ninguna explicación, pero está delante de sus ojos. Lo mejor de todo es que este fenómeno ocurre con todas las personas: desde niños hasta mayores.

- Parece que hubo unos años en que el mundo de la magia se había quedado estancado. Ahora ha recobrado vigencia de la mano de una nueva generación de artistas de la que usted forma parte, ¿está de acuerdo?

-Ha habido una eclosión de magia a nivel mundial impresionante. Formo parte de una generación que crea una magia inédita, que no se podía imaginar hace quince años. Utilizamos la tecnología, las redes sociales y otro tipo de recursos que nos permite llegar más allá, una magia que ya no es analógica y que cautiva al espectador del siglo XXI.

- ¿Quién es el máximo referente mundial de la magia?

-Es difícil decirlo, hay varias corrientes, varios tipos de magia. En la cartomagia, la magia de cerca, Juan Tamariz es el mejor del mundo. En la de escena, el gran renovador ha sido David Copperfield. Ahora hay otros profesionales que están explorando caminos nuevos, como David Blaine o Derek Delgaudio. En Francia se habla de la "magie nouvelle", una propuesta distinta que no requiere de la palabra, con imágenes imposibles delante de ti. En Corea hay una escuela de magia que está creando un modelo muy tecnológico, diferente a lo que se ha hecho hasta ahora.

- Por lo que comenta, la transformación digital también ha llegado a la magia?

-Desde luego que ha llegado, nos permite hacer cosas que antes eran imposibles, tanto en la parte oculta como en la visible.

- Usted mismo ha colaborado con David Copperfield?

-Una de las ilusiones que hay en "Palabra de mago" le llamó la atención. Un día, en casa, recibí una llamada? y era el propio David, aunque al principio no me lo creí. Me comentó que, efectivamente, se había fijado en un truco con las redes sociales que le interesaba incorporar a sus espectáculos. Hablamos, llegamos a un buen acuerdo y ahora tiene los derechos para representar esa magia en Estados Unidos, mientras yo puedo seguir haciéndola también. De hecho, lo haremos en Zamora. Es muy curioso: una persona elegida al azar, entra en Facebook, elige a un amigo y esa persona aparece en el escenario.

- Algo parecido hizo hace semanas en el estadio Wanda Metropolitano, ¿cómo fue la experiencia de crear una ilusión ante más de 67.000 espectadores?

-Obviamente, ha sido el lugar donde más público he tenido. Todo un reto: se trataba de crear algo espectacular en el descanso del partido del Atlético de Madrid, con la ayuda de un jugador mítico del club, Milinko Pantic, "teletransportando" a personas de un lado al otro del recinto. Fue muy gratificante, aunque la sensación es rara porque estás en el medio de un estadio y te sientes pequeñito, la gente es diminuta. Quizá hagamos más cosas con La Liga.

- Viene a Zamora a hacer un show diferente, acompañado de varias personas. Háblenos de "Palabra de mago".

-Es un espectáculo de grandes ilusiones, en el que viajamos nueve personas: técnicos, iluminadores, bailarinas. Llevamos ya dos años de gira.

- Si llevan dos años es que el público ha apostado por lo que hacen?

-Lo bueno de este espectáculo es que crece, evoluciona. Hay muchas cosas que han cambiado y estamos en el momento más dulce, seguros de que todo está engrasado.

- También ha trabajado en televisión, ¿es un medio idóneo para el ilusionismo?

-Sí, porque el ojo de la cámara hace que una moneda sea igual que el ojo de un elefante. Lo bueno es que al final es que llegas a mucha gente. La televisión es mucho más fría que el directo, pero resulta que vas a un pueblo de Extremadura y hay un señor que te ha visto.

- Por cierto, usted es director del Festival Internacional de Magia de Madrid, ¿qué tipo de evento es este?

-Desde hace ocho años. Es el festival más longevo y vienen a verlo 30.000 personas en cada edición, esto no sucede en ningún lugar de Europa.

- Ha escrito dos libros, ¿qué ha querido reflejar con estos trabajos?

-El primero, "Magia para no dejar de soñar", es una fábula infantil donde se contaba mis aventuras como mago. Luego escribí otro, que se llama "La fuerza de la ilusión", lo escribí junto a Fernando Botella y está dedicado más a la empresa. Cuenta las claves que utilizamos los magos, aplicadas al ámbito profesional.

- Usted es amigo de Nacho Ares, egiptólogo y comunicador muy conocido. ¿Le ha enseñado algo de comunicación?

-Desde luego, Nacho y yo somos amigos y compañeros de correr. Nacho es un crack de la comunicación, aprendo mucho de él y me fascina el hecho de que pueda correr y hablar a la vez.

- ¿Qué mensaje dedicaría a la gente de Zamora para que apuesten por su espectáculo, el próximo 9 de junio en el Teatro Ramos Carrión?

-"Palabra de mago" es un espectáculo que recopila los mejores efectos e ilusiones de los últimos años. El espectador no va a parar de reírse y de asombrarse. Es para todos los públicos, desde cinco años se puede acceder, y quien venga saldrá ilusionado y fascinado. Es una magia muy espectacular que aún no se ha visto.

- Me quedo con la duda, ¿un mago tiene palabra?

-Nosotros proponemos "un engaño" entre comillas. Es lo mismo que una buena peli, donde creamos una fantasía y el público se deja llevar. Tengo que decir que los magos somos de las personas más honestas que hay: engañamos, pero con el consentimiento del público, que le encanta dejarse engañar.