Se sirvió de su cargo como directora de la sucursal de un banco para manipular las cuentas corrientes de un cliente y manejar su identidad para efectuar operaciones, entre ellas suscribir dos préstamos ficticios, hasta opoderarse de 319.000 euros, por un delito de apropiación indebida al haberse llevado 185.877 euros, reclamados por la entidad, lo que le acaba de costar la condena a dos años de prisión y una multa de 3.000 euros. En esas operaciones simuló la firma de su cliente, quien se percató de que estaban manipulando sus cuentas.

La imputada deberá, además, indemnizar con 129.412,84 euros, más intereses, a la entidad después de que le fuera entregada al cliente, de acuerdo con la condena impuesta ayer por la Audiencia Provincial tras el acuerdo alcanzado entre la Fiscalía Provincial, la acusación particular y la defensa de la mujer, lo que evitó la celebración del juicio.

Las quejas del cliente sobre "la mala gestión de sus cuentas" en abril de 2013 al descubrir "operaciones que no habían sido autorizadas por él" terminaron por descubrir la conducta delictiva de la directora, de iniciales M.P.D.G., tras efectuar una reclamación de 319.000 euros en el servicio de atención al cliente el 22 de mayo de ese mismo año. El 15 de julio de 2013 la entidad despidió a la máxima responsable de la sucursal benaventana. La mujer, directora de la entidad financiera en Benavente desde marzo de 2005, había suplantado al titular de la cuenta en 84 ocasiones para disponer del dinero de sus cuentas, operaciones que le reportaron un total de 164.068 euros, extracciones para lo que falsificó la firma del titular de esos dineros. La jefa de la oficina se llevó otros 15.000 euros del usuario, conseguidos con dos disposiciones de un crédito abierto.

Sus despropósitos y su osadía no terminaron ahí. La confianza en que, dado su cargo, no sería descubierta le llevó a usar de forma irregular una tarjeta visa que estaba a nombre del cliente sin su autorización, a realizar ingresos de 1.000 euros en efectivo en su tarjeta de crédito procedentes de un reintegro de las cuantas del perjudicado.

Su osadía le condujo a falsificar la rúbrica de dos créditos a nombre de este hombre por un importe total de 60.000 euros para lo que abrió una cuenta corriente a nombre del perjudicado y emitió una tarjeta de crédito de la que le colocó como titular. Un auténtico rosario de ilegalidades que, sin embargo, no le han impedido llegar a un acuerdo con la Fiscalía y el abogado de la entidad financiera para evitar la condena a 5 años de cárcel que podría haber hecho efectiva la Audiencia de haberse celebrado el juicio. Una auditoría efectuada por el banco llevó a la entidad a reponer el dinero indicado y anular los préstamos.